Las historias de confidentes son siempre muy tristes porque los confidentes son seres patéticos movidos por una necesidad perentoria que se presta poco al romanticismo y la ensoñación.
Siempre temerosos y siempre con un conflicto de conciencia porque nunca consiguen poner en consonancia sus actuaciones con la propia moral; de forma que son historias que nunca acaban bien: lo mejor que le puede pasar a un confidente es que solo le mientan o le traicionen (dicotomía que uno de los “malos” de la película The Informant explica muy bien), aunque lo habitual es que se deje la vida en el empeño.
Por eso, los personajes literarios o cinematográficos de los confidentes son, como en la vida misma, tristes y patéticos condenados de entrada a engrosar el más que abultado capítulo de los perdedores.
Dirigida por el francés Julien Leclercq y basada en acontecimientos reales de la vida de Marc Fiévet, un expatriado francés infiltrado en un grupo de camellos de Gibraltar y confidente de la policía francesa de aduanas (cuyas autoridades, ministro incluido, finalmente no cumplieron las promesas efectuadas y le dejaron abandonado a su suerte, por lo que tuvo que cumplir diez años de cárcel), e interpretada por Gilles Lellouche (Cuenta atrás, en el confidente), Tahar Rahim (Un profeta, en el agente con corazón) y Riccardo Scamarcio (A Roma con amor, en el papel de un capo mafioso modelo “antiguo”, de los que creen en la familia por encima de todo y pactan vender a todos sus colegas al FBI a cambio de impunidad), la película The Informant –que en otros países se ha titulado Gibraltar- se estrena en los cines españoles el 28 de marzo de 2014.
Para intentar resolver sus problemas económicos, Marc Duval, francés residente en Gibraltar, consiente en denunciar las operaciones de tráfico de drogas que se cierran en la sala de billar del bar que regenta en el Peñón. Para esconder su actividad colabora con algunos traficantes hasta conseguir ganarse la confianza de un peligroso narcotraficante que trabaja con los carteles colombianos y, como tenía que ocurrir, termina encontrándose atrapado entre la policía francesa de aduanas y los narcos, poniendo en peligro a su familia…
Lo que estaba destinado a ser «un thriller trepidante» ha resultado ser una película más bien débil, torpe, sin garra, que no ahonda en el problema del inmenso tráfico de droga que circula diariamente por Gibraltar, que no ofrece el suspense que necesita una historia del género y que tampoco consigue el propósito de convertir al protagonista en actor y víctima de un sistema de corrupción institucionalizado, que el auténtico “informant”, Marc Fiévet, denunciaba en su libro L’Aviseur (“el avisador” que es como se conoce a ese tipo de confidentes en el lenguaje de las aduanas internacionales).
Para saber un poco mas de la historia de Marc Fievet: http://marcfievet55.skyrock.com/
Bonjour,
Je suis surpris que vous ne validiez pas mes commentaires…Porque?
Marc Fievet
«Enfadado» dice la verdad!
‘que no ahonda en el problema del inmenso tráfico de droga que circula diariamente por Gibraltar’
Perdone señora, peros que demonios dices? Inmenso trafico por el ESTRECHO de Gibraltar…EL ESTRECHO! En Algeciras encuentran contenedores de hachis y coca, quien sera el estupido que se arriesge a llegar a una de cuatro o cinco playas en el Peñon ilegalmente y luego tenga que cruzar otra frontera con servicios aduaneros de la GUardia Civil. No es mas logico ir a un pais como España talvez, que tiene mas de cuatro o cinco playas, y que tambien es parte de Schengen, de modo que una vez en el pais tienes el paso libre desde España hasta Noruega!