“Zapatero fue un incompetente; a Rajoy le desbordan los graves acontecimientos; Maragall (genial alcalde) fue un presidente ineficaz e iluso; Montilla, un gobernante gris cargado de deudas, y a Mas, inteligente, le sobran dosis de narcisismo y soberbia”, sentencia Wifredo Espina (Vic, 1930), quien no deja indiferente a nadie con sus comentarios. Incluso estando jubilado nunca ha dejado de ejercer de periodista.
Ahora acaba de aparecer su libro “Globos pinchados” (“Globus punxats”), una recopilación de reflexiones y que ha ido publicando en los tres últimos años, en los que explica la realidad sin complejos, dice lo que piensa y no se corta… Espina ha colaborado en medios como La Vanguardia, ABC, El Mundo, El Correo Gallego, Diario Crítico, etc. El 2010 la Universitat Autònoma de Barcelona le atorgó “La Pluma de Oro”.
Mireia Giné le ha entrevistado con este motivo (en catalán para “E-noticies.cat”) y para este diario del que es habitual colaborador.
Mireia Giné: Acaba de publicar una recopilación de reflexiones y artículos que hoy en día todavía mantienen su interés. La realidad política y social no ha cambiado en los últimos dos años?
Wifredo Espina: La realidad se ha complicado mucho, más que cambiado. Pero cuando unas reflexiones van más allá de la anécdota concreta, que las ha provocado, acostumbran a mantener interés. No es que se adivine el futuro, es que se le intuye. No hay “profetismo”, simplemente se percibe un cierto olor. También, alzando el dedo ensalivado se nota de dónde viene el viento.
MG: Ahora se habla mucho de independencia, referéndums, nuevo estado de Europa,…
WE: Sí, se habla mucho más y más abiertamente de independencia, referéndum, nuevo estado, soberanía, y eso está muy bien. Las cosas se han de decir por su nombre. La realidad no nos tiene que dar miedo, pero la realidad unos la ven de una manera y otros de otra. Además, una cosa es la realidad y otra cosa son el deseo y la voluntad. Sin deseo y voluntad no se progresa, y los pueblos se petrifican o mueren. La realidad es el punto de partida, el deseo y la voluntad señalan la meta soñada. Una ilusión de la independencia ha de ser muy ampliamente compartida, en base de la verdadera realidad social, o también se desinflará, pinchará.
MG: Y se habla de la abdicación del rey Juan Carlos, cosa impensable hace unos años.
WE: También es oportuno que se hable de esto. El Rey ha cometido errores y eso se paga. De alguna manera, ha pinchado; que no quiere decir del todo desinflado. Todo lo que hizo bien antes, que es mucho e impagable, no lo disculpa de cara al futuro. Racionalmente, la república es más democrática; una monarquía se justifica sólo si es útil como referente simbólico de cohesión, neutralidad y estabilidad. La abdicación a tiempo, y en tranquilidad, a favor del Príncipe (que para eso está), seguramente podría ser conveniente para salvar la institución como instrumento aún útil al servicio del país.
MG: En el libro dice que a España la decadencia comenzó “con un incompetente José Luís Rodríguez Zapatero, un desbordado Mariano Rajoy, un soñador Pascual Maragall, un gris José Montilla y un desconcertante Artur Mas”. Si alguien de fuera lee esta descripción no sé que pensará…
WE: Lo que quiero decir es que así empezó, estos últimos años, un ciclo de declive, una etapa decadente. Zapatero fue un incompetente; a Rajoy lo desbordan los graves acontecimientos; Maragall (genial alcalde) como presidente fue ineficaz y un iluso; Montilla, un gris gobernante cargado de deudas, y a Mas, preparado, le sobran dosis de narcisismo y soberbia. En cambio, Suárez, González, Pujol y, en cierta medida, Aznar, tenían más talla política. Estamos en una fase de política sin grandeza.
MG: Se dedica a observar la realidad sin complejos ni presiones. ¿Está muy mal la cosa?
WE: Al menos, lo intento. Observo, tomo distancia y digo lo que honestamente me parece, sin pensar a quien puede gustar o desagradar. No me importa lo más mínimo. Creo que la única manera de aportar algo a la sociedad desde esta modesta profesión es explicar lo que ocurre y opinar sobre lo que pasa con libertad, honestidad e independencia. El periodismo o es independiente o es propaganda. Posiblemente, los profesionales y las empresas tendríamos que hacer cada año una declaración pública de nuestros vínculos, o no vínculos, con partidos políticos, instituciones de cualquier tipo, e intereses económicos de la clase que sean. Sería una manera de comenzar a regenerar la vida pública.
MG: En un artículo, en el 2012, escribía que Junqueras estaba quemando a Artur Mas y su partido. Actualmente está pasando?
WE: Es muy patente, no hay más que mirar las encuestas. Artur Mas ha hecho un mal negocio con Oriol Junqueras. Con el acuerdo CIU-ERC, se ha atado de pies y manos para sobrevivir como presidente. Y se lo está comiendo, y también al partido. Se agarró a él como a un clavo ardiendo, y lo está quemando. Mas tuvo un espejismo con la gran manifestación del 11 de septiembre, donde había muchísima gente, pero no toda iba por el mismo. Cataluña es plural y diversa, se reconozca o no. Artur Mas, en aquel momento, traicionó su partido, su programa, y dejó de ser el presidente de todos los catalanes. Los muy adversos resultados electorales posteriores lo sentenciaron. Reclamaba a voz en grito una “mayoría histórica” y perdió muchos diputados. Debía dimitir por dignidad y para dejar abiertos nuevos caminos en al país. Se creyó insustituible, y ahora se encuentra entre la espada y la pared. Y nos ha metido a todos en ello.
MG: Hace unos días, Lluís Foix, nos decía que “los periodistas serán una pieza clave en el proceso catalán”. Es inevitable un posicionamiento de los medios?
WE: Seguramente lo serán de hecho, en un sentido o en otro. No creo que sea inevitable que tomen partido. Ni es conveniente. Tienen que reflejar los sentimientos diversos de la sociedad catalana, de la mayoritaria y de las minoritarias. Si un periodista quiere hacer política, que se dedique a ella, pero que no engañe a la gente. Hubo un conocido profesional de un gran diario catalán que, al mismo tiempo, era asesor del presidente Jordi Pujol, y un día el director le planteó: o una cosa o la otra. El ejemplo, lamentablemente, no se ha seguido siempre. Hay que jugar limpio.
MG: Hace unos días escribía “Huir para huir no tiene muy sentido”. En otras palabras, quiere decir que Catalunya no tiene que ser independiente?
WE: La independencia es una opción legítima como otra. Como el federalismo, el autonomismo… Y como legítima, debería tener su vía legal de realizarse, sin trauma añadido. Muy pocas constituciones en todo el mundo contemplan esta posibilidad. La nuestra, evidentemente, tampoco. Soy partidario de que las constituciones integren las máximas legitimidades posibles. Obviamente también la independencia, con todas las garantías democráticas respecto al proceso, como también a la cohesión y al consenso del grupo social que la pretende. Por “huir” entiendo desentenderse del colectivo, del que se ha formado parte con vínculos vitales que han durado siglos, en un momento de crisis grave, o aprovechando esta coyuntura. Puede haber, incluso más allá de desengaños e incomprensiones, un punto de insolidaridad y de cobardía, y una renuncia al espíritu del Catalanismo de horizonte ancho, que luchaba para liderar la regeneración del Estado y hacerse un lugar digno para el desarrollo de la propia personalidad. Igualmente de legítimo – y con larga tradición- que la independencia.
MG: Cree que es posible reconstruir la relación con Madrid?
WE: La supuesta ruptura es más política, y de los políticos, que social. Durante años ser catalán en Madrid era visto como un mérito. Son ciertos políticos los que lo han estropeado. Y empujan a la sociedad a que los siga en este empeño. Con diferentes argumentos, excusas y también razones fundamentadas, cierto. Es un error. No es servir a la sociedad, sino servirse de ella. Y en esto los medios, a menudo sumisos a los políticos, o subvencionados por el poder, tienen su parte de grave responsabilidad.
MG: Usted apostaría por un Pacto fiscal, entiendo. Aunque Rajoy ha dicho que no cederá.
WE: Aquí, todo el mundo dice que no cederá. O dice que el otro lo dice. Serán el tiempo y las necesidades los que lo aclararán. Un ‘pacto fiscal’ no se puede presentar como un reto, sino como una necesidad y en la medida justa y posible. Ni se puede dar ni se puede ir a buscar el ‘portazo’ electoralista. El que ha pasado es infantilismo político o ingenuidad por ambas partes. Y oportunismo. Así no se va a ninguna parte. Y menos con amenazas de ‘choques de trenes’. Es hacer el ridículo. Globos pinchados, otra vez.
MG: Cree que el Gobierno catalán está jugando mal sus cartas intentando hacer la consulta?
WE: Lo presenta como un desafío, como una guerra. Y las fuerzas de los dos bandos son muy diferentes. Los dos pueden exhibir legitimidades, y el Estado, además, legalidad y potencia. ¿Se pretende desde Catalunya otro ‘6 de octubre’, para volver a perder? Carencia de verdadero sentido político, de política de altura. De políticos con talla. Después de proclamar ‘choques de trenes’, se va deprisa y corriendo a proclamar unas ganas inmensas de diálogo con Madrid desde el solemne Palacio de Pedralbes. Dios mío!, que ridículo.
MG: La supervivencia política y las instrucciones internacionales hacen que los globos se hayan pinchado más rápido?
WE: Los globos de ciertos sueños, sí. Pero hay globos que pinchan por ellos mismos, aunque algunos se desinflen más rápidamente que otros. Las dificultades extremas o imprevistas hacen muy difícil gobernar, pero los problemas que uno mismo se crea innecesariamente lo hacen imposible.
En estos casos se impone que haya dimisiones. Sea como fuere, es muy triste un panorama político de globos pinchados!
MG: El dicho dice “Vale más poco que nada”. Si Rajoy ofrece una mejora de la financiación se tiene que aceptar?
WE: Se tiene que negociar. Mas y Rajoy tienen necesidad de negociar. A los dos les va la gobernabilidad del país y su la presidencia. Todas las fuerzas políticas y sociales catalanas están a favor de negociar, y si se hace con todo el país detrás no nos ofrecerán migajas, sino mucho de lo que corresponde. España necesita de Catalunya, y lo saben. No lo desaprovechemos. ¡Habrá tiempo para hacernos los héroes con barretina pinchada!.