Hoy he escrito a Annie Matundu-Mbami, representante de la República Democrática del Congo en el encuentro internacional de febrero de 2013 de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad en Madrid. La he escrito para pedirla los datos de su colega nigeriana en la Liga (WILPF en inglés) que no estuvo en este encuentro. Me gustaría muchísimo que esta representante de Nigeria pudiera contarme cual es la mentalidad real en el ejército de Nigeria con respecto a niñas y mujeres, aunque me temo lo peor. Desgraciadamente, desde hace mucho tiempo la situación de la mujer en la mayoría de países africanos, -no sé si se salva alguno- es terrible. La historia de violaciones es endémica y el valor de sus vidas es igual a cero. Esto en situaciones más o menos normales. En situaciones de conflicto sobrepasa todos los límites.
También he pedido a Annie su opinión sobre el secuestro de las adolescentes nigerianas, cuyo destino debería hacer temblar al mundo. Y qué acciones está llevando a cabo la WILPF, una organización que cuenta en su haber con dos Premios Nobel de la Paz. Y también la he recordado una parte de su presentación en Madrid. Annie fue muy explícita cuando dijo que en su país, la RDC, “Generales y otros mandos militares de alta graduación violan y asesinan mujeres y niñas y son oficialmente considerados como héroes del pueblo”.
“Que la educación en general está bajo mínimos, pero que en el caso de las niñas es prácticamente inexistente, especialmente en las zonas rurales”, a pesar de que existe un Ministerio de Género que dice estar siguiendo el mandato de la resolución 1325 Mujeres, Paz y Seguridad del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, pasada en el año 2000, la ‘primera resolución específica sobre mujeres y conflictos armados’. Decía Annie en esta ocasión, que gracias a un slogan de UNICEF ‘las niñas tienen que estar en la escuela’, la situación parecía haber mejorado un poco.
Mucho me temo que todo lo anterior es aplicable a Nigeria, punto por punto. Dos países riquísimos en recursos minerales, madereros, pesqueros. Dos países donde se cumple al cien por cien el fenómeno de la maldición de la riqueza. Donde se cumple al cien por cien ese fenómeno sociológico al que dio nombre el profesor Patrick Chabal, enriquecimiento sin desarrollo, como consecuencia de la neocolonización y neopatrimonialización instrumentadas por las antiguas potencias colonizadoras. Y también aplicable a Nigeria la respuesta de Annie Matundu hace poco más de un año a una pregunta mía sobre esperanza en el futuro: “Como han puesto de manifiesto sucesos recientes, la situación en la RDC es extremadamente frágil, el riesgo de guerra y desorden es crónico. Nuestra prioridad como organización de mujeres es seguir trabajando con nuestras colegas internacionales y con los gobiernos de la región para evitar que esto suceda. El progreso del país hacia la realización de los Objetivos del Milenio, es escaso. Las condiciones sanitarias son preocupantes, debido a deficiencias alimentarias, acceso a agua potable y alcantarillado. La pobreza afecta al 70,5% de la población en un país que carece de políticas de protección social. Tenemos esperanza en soluciones a futuro, nuestro país necesita más paz y más seguridad para que progrese el desarrollo”.
Y como siempre, el mundo se escandaliza por unos días ante un hecho de abuso y crueldad extremas. Luego se olvida. Es como un nuevo –o no tan nuevo – holocausto, pero éste de forma continuada. ¿Es creíble que trescientas adolescentes estén ilocalizables tanto tiempo? ¿E igual de ilocalizables sus secuestradores? ¿Es creíble que este occidente neocolonialista y neopatrimonialista finja desconocer la situación, hasta que una realidad como la de las adolescentes nigerianas estalla ante sus ojos? ¿Somos realmente conscientes de la sociedad que hemos creado? Y ¿hasta cuando la terrible situación endémica de pobreza rodeada de riqueza, de abuso y asesinato de niñas y mujeres, de falta de recursos educativos, de salud, de lo más básico como agua potable, hasta cuando una situación insostenible va a sostenerse por la fuerza? ¿Hasta cuando va a ser necesario que ocurran secuestros de centenares de adolescentes para que los medios se ocupen de una situación que es pan nuestro de cada día?
No somos inocentes. Sabemos. Actuemos y obliguemos a actuar empezando por los beneficiarios del terror.