El festival de Cannes 2014 llega ya a la recta final, y solo nos quedan cuatro películas por ver de las 18 que aspiran a la Palma de Oro. Excelentes la película japonesa «Still de water» de Naomi Kawase y la británica «Jimmy’s hall» de Ken Loach. La primera nos habla de la muerte y del paso de téstigo de una generación a otra en una isla japonesa. La segunda nos lleva la Irlanda de 1930 con una historia de lucha social y cultural.
Siempre resulta tarea dificil comparar películas de temas tan diversos y presupuestos de producción tan desiguales en un festival como Cannes. Kawase y Loach tienen en común en todo caso su capacidad para hacer con limitados presupuestos un cine de gran calidad cinematográfica y humana.
Con «Jimmy’s Hall» vuelve Ken Loach a un tema que conoce bien: la historia de Irlanda, un tema que le valió una Palma de Oro en Cannes 2006 con «El viento que agita la cebada», película de más ambiciosa producción. «Jimmy’s hall» es como suele decirse una película «pequeña» de Loach, pero que no deja de ser magnífica tanto por el guión de su fiel colaborador Paul Laverny, como por su puesta en escena y por la credibilidad de sus actores en esta emocionante historia basada en hecho reales, acaecida en la Irlanda de los años treinta.
A su regreso del exilio –acusado de comunista- en los Estados Unidos Jimmy Gralton abre de nuevo en su localidad un «hall», entre salón de baile y centro cultural y musical para las gentes de esa localidad: «Un lugar muy peligroso –ironiza Ken Loach- en donde se leen poemas y se baila».
El jazz y la música americana llegan a Irlanda y entusiasman a la juventud. Una iniciativa calificada de «comunista» por las autoridades de la Iglesia y amenazada por la violencia de los grupos fascistas, en un contexto político y social muy agitado en Irlanda y en el mundo, poco después de la gran crisis de 1929 y diez años después de la rebelión irlandesa contra los británicos.
A sus 77 años de edad Loach, aborda con el tónico entusiasmo de un joven cineasta este relato que, aunque situado en los años treinta, tiene una evidente actualidad, y sus diálogos suenan en nuestros oídos como absolutamente contemporáneos, más allá del hecho histórico relatado. Cuando Jimmy le dice al cura reaccionario: «Tiene usted más odio que amor en su corazón», no puede uno sino pensar en los que en nombre de Cristo siguen hoy saliendo a la calle para negar los derechos mas elementales de la mujer, o anatemizar la homosexualidad y la igualdad de derechos para todos.
El oscurantismo de una parte de la Iglesia católica, la avidez de riqueza del sistema capitalista o «la lucha por trabajar para vivir, bailar y cantar, para seguir siendo hombres libres» como dice su protagonista, así como los necesarios valores de solidaridad y generosidad humana que evoca Loach, son temas también de hoy en día, aunque en un contexto histórico muy diferente.
Loach y Laverny abordan con buen sentido del humor y con lograda emoción, esa lucha de Gralton por la cultura, la libertad y la dignidad humana, con una película sencilla, de denuncia social, convincente y necesaria.
Naomi Kawase
“Still the water” de la cineasta japonesa Naomi Kawase, coproducción franco japonesa, con la participación del catalán Luis Miñarro, es también una película cuya poesía y profunda humanidad es inversamente proporcional a su presupuesto.
Cineasta asidua al festival de Cannes Kawase ganó el premio Cámara de Oro en 1997 con «Suzaku», su ópera prima. Es la quinta vez que participa en la competición oficial, en la que obtuvo el gran premio del jurado 2009 con «El bosque de Mogari». Algunos la dan favorita para una Palma de oro. Aunque no comparto tanto entusiasmo, no cabe duda de que la película tiene calidad cinematográfica para figurar en la quiniela del Palmarés.
En la isla de Amami, sus habitantes viven en armonía con la naturaleza y piensan que en ese entorno, en sus árboles como en el mar se esconden los dioses que velan sobre los habitantes del lugar. Kawase filma con poesía magníficas imágenes de esa isla, en donde una pequeña intriga llega con la aparición de un cadaver en la playa.
La relación entre dos adolescentes, la búsqueda de ese enigma y la muerte de la madre de la joven protagonista constituyen la trama de esta película sencilla y humana, que nos habla de los ciclos de la vida, del amor y de la muerte. Una escena de antología merece ser mencionada: cuando la madre agoniza rodeada de sus familiares y amigos, que cantan a su alrededor, mientras ella se prepara a su paso al más allá, mirando las ramas de un árbol milenario. Momento de serena emoción, que conduce después a la historia de amor de los adolescentes, prueba de que la vida continúa de una generación a otra. El desenlace de la intriga resulta no obstante un tanto abrupto.
Aunque se trata de una fición, Kawase se ha interesdo aquí por los ritos espirituales de los habitantes de esa isla japonesa, como las danzas tradicionales y los ritos del Dios Yuta, lo que confiere a su relato una gran autenticidad.
http://youtu.be/Qs8RLDZ3QOg