Durante muchos años, Baja Verapaz, Zacapa, Totonicapán y El Progreso fueron los departamentos de los que menos información se publicaba; escasas noticias aparecían en los diarios escritos, la mayoría sucesos, nota roja o accidentes, la información de contenido social era relegada, además de que solo Prensa Libre tenía páginas dedicadas a los departamentos.
Para quienes consideramos que el país no es solo la capital y que no somos quienes aquí vivimos los únicos protagonistas, esa exclusión informativa, como muchas otras, es lamentable y atenta contra la necesidad de tener información nacional.
El escenario, en términos de cantidad de publicaciones de prensa, ha ido variando. Ahora hay un poco más de presencia de noticias del área rural, lamentablemente por hechos negativos, como la revelación de la situación de la mayoría de la niñez desnutrida, los conflictos provocados por los megaproyectos, la presencia del crimen organizado que se ha enraizado en muchas localidades y los graves hechos violentos causados por los narcotraficantes que han generado noticias espectaculares.
Las personas que viven en los departamentos resienten que sus demandas, sus aspiraciones, sus esfuerzos por construir ciudadanía, no sean recogidas en los espacios de los grandes medios. Afortunadamente, las radios y los canales de cable y escasos periódicos locales suplen esa deficiencia de información.
Conocer lo que sucede en los departamentos, los municipios y las aldeas, contribuiría a una mejor comprensión del país y a ir atenuando la visión centralista.
En la llamada “La capital de la amistad”, Guastatoya, en el departamento de El Progreso, había una tradición de paz y tranquilidad, hasta hace algunos años. A lo mejor por eso no interesaba a la Prensa lo que allí ocurría, al grado que en el 2007 se publicaron solo 11 noticias, en todo el año, sobre ese lugar, en cinco medios escritos, en comparación con 123 que se incluyeron sobre Quetzaltenango.
Lamentablemente esa sensación de tranquilidad ha desaparecido. Hechos delincuenciales, robos, amenazas, extorsiones y asesinatos han alterado el ambiente y provocan inquietud en los vecinos y en las propias autoridades. Hace unos días, el director de la Policía alertaba que la criminalidad se ha incrementado en El Progreso, junto con la violencia intrafamiliar.
En mayo fue asesinado Élver Amílcar Sánchez, de 52 años, piloto de mototaxi, y una menor de edad que no fue identificada. Al siguiente mes ocurrió otro asesinato, Bladen Rigoberto Orellana, también piloto de mototaxi; los supuestos perpetradores, unos jóvenes, fueron capturados.
Los pilotos informaron que constituyeron una asociación para colaborar con acciones que contribuyan a la seguridad pública y entregaron peticiones para que se promueva la organización de vecinos por barrios y colonias, que se exija a la PNC que haga patrullajes, no solo en el casco urbano, sino en áreas marginales, de preferencia con acompañamiento del Ejército; al alcalde le han pedido que ponga a funcionar el sistema de videocámaras que inauguró en diciembre último.
También se han alcanzado acuerdos satisfactorios en la Mesa Técnica que se instaló en ese departamento, con participación de los Cocodes, el alcalde, el representante de la PDH, el gobernador, la PNC y la empresa proveedora, para resolver el problema que enfrentaron vecinos de Morazán, que conectaron en forma directa su servicio residencial a la energía eléctrica.
Vale la pena imitar estos ejemplos que buscan soluciones.