«Dos disparos» del escritor y cineasta argentino Martin Rejtman, confirma la brillante trayectoria de uno de los más originales autores de su generación. Presentada en la sección Horizontes Latinos, la película fue presentada anteriormente en los festivales de Locarno y Toronto.
Sexto largometraje en la filmografía de Rejtman, «Dos disparos» empieza con una dramática escena: un fallido suicidio de un joven aparentemente normal, que encuentra una pistola y se pega dos tiros. Al sobrevivir a ese gesto inexplicable va a provocar inquietud y malestar en su familia, y a partir de ahí vamos a seguir a toda una serie de personajes que se cruzan en la vida de Mariano.
Esos dos disparos son pues el detonador de lo que va a venir. La película no está contada sin embargo desde un único punto de vista, sino que son numerosas las disgresiones, que nos llevan de unos personajes a otros, y tiene una estructura circular que empieza y termina con la misma imagen. Rejtman juega con la fragmentación, la sorpresa y el azar en esta especie de «anticomedia romántica» que busca escapar a toda etiqueta o formato.
El autor va destilando su humor y su mordaz ironia paso a paso, y lo que empezó como drama nos hace reir de buena gana con una sutil reflexión sobre la sociedad que le rodea. El ritmo muy logrado de la comedia se apoya en rápidos diálogos, dichos con cierta afectación, una convención que el espectador, sorprendido al principio, termina aceptando, puntuada en algunos momentos por una voz en off, que da al guión un tono literario.
Un humor muy serio el de Rejtman, que muestra una vez más su gusto por un reparto coral, en esta coproducción con Chile, Holanda y Alemania, que incluye entre sus actrices a la chilena Manuela Martelli.
Rejtamn, quien se dio a conocer en 1992 con «Rapado», su ópera prima, adaptación de uno de sus libros, prosigue su actividad literaria y cinematográfica paralelamente. Aunque en general sus películas están hechas a partir de guiones exclusivamente escritos para el cine, su inspiración y sus personajes surgen siempre de su mundo propio y personal.
El irónico humor de Rejtman es probablemente una declinación de las fobias del autor que, como nos dice su película en boca de diferentes personajes: no le gustan las playas argentinas ni el clima de Buenos Aires, no le gustan los controles con alarmas que suenan porque llevas algo en el bolsillo o una bala en el cuerpo, no le gusta la comida rápida ni los teléfonos moviles, ni las relaciones sentimentales por internet… bueno en conclusión una lúcida mirada crítica sobre las relaciones humanas, familiares y sentimentales, sobre la ausencia de comunicación en nuestra sociedad contemporánea saturada hoy de superficial información.