Los ajedrecistas somos afortunados, no sólo tenemos una diosa, la musa griega Caissa, sino también una santa, Teresa de Jesús, cuyo quinto centenario de nacimiento se celebra en diferentes ciudades españolas durante todo este año.
En todas estas celebraciones no se debe olvidar que es la patrona de todos los que juegan al ajedrez, por lo menos en España.
Santa Teresa de Jesús habló positivamente del ajedrez en su conocida obra ‘Camino de Perfección’ escrita entre 1564 y 1566 y en cuyo capítulo 16 cita:
“Creedme: quien juega al ajedrez y no sabe colocar bien las piezas no llegará a dar jaque mate… Imagino que os maravillaréis de oírme hablar de juegos… Dicen que alguna vez el ajedrez está permitido; con mayor razón estará permitido servirse de sus tácticas. Más aún, si no usásemos estas técnicas a menudo, no lograremos dar jaque mate al rey divino… En el ajedrez la lucha más fiera contra el rey debe darla la reina, aunque concurran a ello otras piezas. Pues bien, no hay reina como la humildad para obligar al Rey del cielo a entregarse”.
Santa Teresa fue declarada oficialmente el 14 de octubre de 1944, por el Arzobispado de Zaragoza, como patrona de todos aquellos que en España jueguen al ajedrez tras recibir una petición en este sentido. La fecha de conmemoración es el 13 octubre.
La partita a scacchi (1902). Micali Giuseppe
Otro español importante en la historia del ajedrez fue el eclesiástico zafreño Ruy López de Segura quien durante su apogeo ajedrecístico le cayó en gracia a Felipe II, que le asignó un beneficio “vitalicio” como “mejor jugador de ajedrez del siglo XVI (cincuecento)». En 1560 llegó a Roma para la elección de Pío IV; durante el tiempo libre ganó a todos los mejores jugadores italianos. Después ideó una de las aperturas más usadas todavía en la actualidad, que lleva su nombre y se llama ‘la española’. (1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5)
Pero hay que recordar también que en la larga historia del ajedrez, más de quince siglos, ha sufrido persecuciones de las distintas religiones. Así, en la religión musulmana, el ajedrez se practicaba como algo muy común después de la muerte del profeta Mohammad o Mahoma, en el año 642. Pero, en el año 655, su yerno, el califa Ali Ben Abu-Talib, primer imám de los chiíes, reprobó el juego debido a que las piezas tenían figuras de ídolos: Siglos después el ayatolá Jomeini lo condenó también, al igual que los talibanes en Afganistán o actualmente el Daesh en Siria e Irak.
Aleister Crowley y Fernando Pessoa, jugadores de ajedrez
Sin embargo, el concepto Gran Maestro de ajedrez fue introducido por el califa al-Mamun en el año 819. Este califa consiguió el poder asaltando Bagdad mientras su hermano, Al Amin, al que ejecutó tras la conquista de la ciudad, jugaba al ajedrez. Este hecho lo recrea el poema de Fernando Pessoa, ‘Los jugadores de ajedrez’.
En cuanto a la religión cristiana, el ajedrez tuvo a favor muchos líderes religiosos como el arzobispo de Canterbury, Tomás Beckett, el obispo de Milán, Carlos Borromeo, el cardenal Richelieu, y los papas Gregorio VI, Inocencio III, León X, León XIII, Juan Pablo I y Juan Pablo II. Otro defensor fue el actual patrón de los periodistas, San Francisco de Sales.
Por contra, el papa Alejandro II arremete violentamente contra el juego, del cual obtuvo que fuera prohibido al igual que el arzobispo de Canterbury John Peckham, quien lo prohibió y amenazó con condenar a todos los fieles que lo practicasen a una dieta de pan y agua. Otros críticos fueron San Mateo de Sicilia, San Bernardino de Siena y el conocido fraile Jerónimo Savonarola, quien consiguió, en Florencia, mandar al fuego los tableros de ajedrez en dos famosas ‘hogueras de la vanidad’.
En la religión judía, el también conocido Rabbi Maimonides incluyó el ajedrez entre los juegos prohibidos.
En cuanto a templos religiosos, la catedral alemana de Naumburg contempla recreaciones de ajedrez, al igual que la conocida iglesia protestante de Taby, en Estocolmo, donde se encuentra la pintura ‘La muerte jugando al ajedrez’, en la que se inspiró Ingmar Bergman para su conocida película ‘El séptimo sello’.
Pero el pequeño pueblo del ajedrez es sin duda el alemán Strobeck y Schachdorf, cuyo escudo precisamente es un tablero de ajedrez. Se encuentra en uno de los estados que pertenecían a la República Democrática Alemana antes de la unificación. Su escuela, llamada Emanuel Lasker en recuerdo del ajedrecista, es la única que enseña ajedrez de forma oficial en Alemania y tiene un Museo del Ajedrez.