Aristóteles en su obra “Ética” afirmaba, la justicia tiene una función correctiva que es fundamental para la sociedad civilizada.
En España la justicia es distinta cuando afecta a la casta política, actuando políticamente según intereses partidistas y siempre escorada a una tendencia, en España tiene un antifaz, en lugar de una venda, está robando justicia en lugar de impartirla al estar en manos de especuladores judiciales. algunos ejemplos claros son los siguientes:
Filesa, condenando a los implicados por financiación ilegal; caso ERE andaluz, encarcelamiento, y fianzas cercanas a los mil millones, caso Campeón aún por dilucidar. Los jueces actuaron y actúan como deben.
En los casos: Naseiro, absuelto, archivado y prescrito. Pallerrols, suspendido el ingreso en prisión a la espera de que se resuelva la petición de indulto, puede tardar un año. Gürtel, La Audiencia Nacional rechaza la extradición de Falciani a Suiza, que amenazó con no entregar el listado de defraudadores españoles si no deportaban a Falciani, trabas para la investigación si antes no es defenestrado este juez, como su antecesor. Operación Emperador, implicación de grandes fortunas y familiares de esta monarquía, solo el chino estuvo o está en la cárcel. Bárcenas y sus papeles, la UDEF certifica la veracidad de dichos papeles, la financiación ilegal del partido gobernante puede que prescriba. Nóos, suspenden la imputación de una borbón. De estas causas pocos entraron en la cárcel, o están en libertad con fianzas irrisorias. Los jueces se han mostrado más laso por razones que no puedo exponer, actuarían contra mí sin dilación y serían inflexibles, soy un cobarde, lo sé.
He generalizado, he cometido una injusticia, no todos los jueces son de la catadura moral que expongo. Como decía mi buen amigo Platón ante la posición de Trasímaco, de que el derecho es la fuerza, “Platón respondía que el hombre verdaderamente justo, no identifica poder con derecho. El que sigue la ley de la fuerza causa no solo la infelicidad de los demás -cosa a la que no se puede llamar justa-, sino la suya propia, pues se condena a sí mismo a poder ser dominado arbitrariamente cuando tope con alguien con mayor poder que él.
En la rebelión de Antígona (Sófocles 496-406 a.n.e.), se rebela contra el “orden establecido” del que habla el tirano Creonte al afirmar que “al que la ciudad ha colocado en el trono, a ese hay que obedecer, en lo pequeño y en lo justo, y en lo que no lo es”. Porque en la mente ateniense, el orden establecido ya no se podía justificar tan sólo por el mero hecho de que existiera: al poder y la autoridad los legitima sólo la justicia. ¿No debería de actuar la justicia en los casos de engaño a la ciudadanía? Por ejemplo: las promesas electorales son un contrato con los electores, si son engañados no solo incumpliendo, sino haciendo todo lo contrario a lo prometido y en un corto periodo de tiempo robando la inversión, como ahora ocurre, el contrato se debe de romper y convocar nuevas elecciones, es de Justicia.
W. Benjamín (1892-1940) escribió, “el engaño no solo por consideraciones morales, podría desencadenar la violencia en la persona engañada, hay que prohibir el engaño (sobre todo político), esto limitaría el uso de los medios enteramente no violentos, debido a que éstos, por reacción, podrían engendrar violencia.
Engaños que la ciudadanía ha denunciado: la Iniciativa popular de la Dación en Pago, respaldado por un colectivo de jueces que consideran la Ley Hipotecaria española de usurera; este gobierno accedió llevarla al Congreso para debatirla, solo la han debatido los miembros de su grupo. La Ley de Educación, donde se han posicionado en su contra, padres, docentes y alumnos, son más de tres (siete millones). La ley de Costas, derogando leyes anteriores pasará a particulares. La venta de montes y espacios naturales a particulares. Privatización de la Sanidad Pública, con más de un millón de firmas en contra, apoyados por pacientes, sanos, profesionales médicos, ayudantes, enfermeros… varios millones. Parados otros siete millones. Jubilados y pensionistas nueve millones, este gobierno tiene la mayoría parlamentaria, pero no tiene la mayoría social del Estado, como demuestran los más de 20 millones de descontentos.
Protágoras decía, “el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son y de las que no son”, aquí es un claro exponente. Con ministros afectos al régimen anterior, familiarmente y una gran mayoría de ellos del OPUS, nos recuerda el gobierno de los Tecnócratas de la dictadura, también en la órbita del OPUS. Tampoco es nada desdeñable el gran número de jueces pertenecientes a la misma secta religiosa. Por todo ello, la Judicatura y los verdaderos jueces, los que imparten Justicia, deberían controlar a sus miembros y parientes cercanos, ascendentes o descendientes, ante posibles fuentes de influencia indirecta a la justicia, llevándola a la injusticia.