El tiempo del teatro es perfecto y el del baile no se cuenta. La perfección de la música no tiene tiempo. Sin embargo, tener un poco de tiempo nunca está de más aunque lo que menos hagamos con él sea perderlo. El tiempo se ocupa o se deja transcurrir.
Hace rato que la hora dejó de ser espacio y es sólo una cosa que se mira en los relojes. ¿Cuántos segundos tiene una espera? Esta prueba de fuego, que es como el túnel vaginal, tendría que ser conmensurada en contracciones. Carece de exactitud como todo lo humano.
Las personas con Síndrome de Down y otras discapacidades podrán demostrar sus dotes artísticas maceradas al filo del esfuerzo al participar en la puesta en escena de la obra “El General en su laberinto”.
El mes de abril se vistió de júbilo ante el anuncio publicado en varios medios de circulación nacional en Venezuela: se convoca a músicos, bailarines, actores y actrices con discapacidad o sin ella a audicionar para darle vida a la novela de Gabriel García Márquez en la que se relatan los últimos días del Libertador Simón Bolívar.
La Fundación Orgullo Down de Venezuela y la Fundación Teresa Carreño conjuran esta magia de la mano de Sylvia Sabogal, encargada de la adaptación de la obra y Armando Lozada quien asumirá la dirección. Desde hoy se tejerá la urdimbre que se estrenará el 21 de agosto en la Sala Ríos Reina, una de las más prestigiosas de Venezuela.
¿Cuál mejor que este elenco mixto para transmitir al público la emoción, angustia, incertidumbre que acompañó al prócer latinoamericano?
Hace rato que la discapacidad dejó de ser motivo de vergüenza, algo que hay que doblar muy bien y esconder bajo la cama. Antes se decía que ella, la discapacidad, no debía mostrarse, salir a escena. ¡Yo creo que ahora está bien demostrado que los únicos que no salen son los muertos!