El cine mexicano ha provocado fuerte impacto en Cannes, con la proyección en la selección oficial, sección «Un certain regard» de «Las elegidas», segundo largometraje de ficción de David Pablos.
David Pablos se dio a conocer en Venecia en 2013 con su ópera prima «La vida después», y es autor también de dos cortometrajes: «El mundo al atardecer» 2007, y «La canción de los niños muertos» 2008.
Producida por Canana films (la productora de los actores Diego Luna y Gael García Bernal), es una coproducción franco mexicana, cuyo proyecto pudo finalizarse gracias a su participación en el Foro de coproducción Europa-América Latina de San Sebastián.
«Las elegidas» aborda un tema que en si no es nuevo en el cine mexicano contemporáneo, el de la trata de blancas y la prostitución de menores, pero su tratamiento es original y la propuesta cinematográfica es bastante audaz.
Su estilo nos hace pensar en las películas de su compatriota Amat Escalante, sobre todo por la forma como David Pablos filma ese carácter cotidiano del horror. La violencia, el chantaje y la tortura coexisten con una apariencia de normalidad en el seno de esa familia mafiosa, en la que el cruel patriarca rodeado de hijos y nietos decide sobre la vida y la muerte de sus víctimas y de su propia progenitura. Un clan que acoge en su seno a los hijos de las prostitutas para mejor presionarlas.
El guión es de David Pablos, sobre la base de un texto del escritor mexicano Jorge Volpi, completado y muy documentado con testimonios de las víctimas de la trata de blancas en México que recogió el propio cineasta.
«La película está rodada en Tijuana, de donde yo soy, y está inspirada en historias que suceden a menudo en México… » dijo David Pablos en la presentación al público en Cannes, en donde fue ovacionado al terminar la proyección.
La narración se centra en la relación entre una adolescente de 14 años y uno de los hijos de una banda mafiosa especializada en el secuestro de menores, a los que someten a una brutal y abyecta prostitución en la ciudad fronteriza de Tijuana.
El método para «reclutar» prostitutas es tan viejo como el propio «oficio», utilizado en el mundo entero por los chulos de putas, pero aquí a la manera mexicana y de forma sitemática: los jóvenes de la «familia» ligan con las jovencitas y buscan enamorarlas para someterlas después por las buenas o por las malas a trabajar para ellos en verdaderos burdeles-cárceles en donde las tienen secuestradas, como esclavas sexuales.
David Pablos se interesa sobre todo en el carácter cotidiano del horror en esa familia mafiosa, dirigida por tan brutal patriarca, y en la que uno de los hijos enamorado de la que debe ser su primera víctima intenta rebelarse sin éxito contra el clan familiar, siendo a su vez él mismo víctima y verdugo en esa relación.
Una ficción de audaz puesta en escena que sugiere el horror, más que mostrarlo, dejándolo fuera de campo, horror reflejado en la banda sonora y en la mirada de esa adolescente apaleada, violada y sometida a la prostitución, y de sus numerosos «clientes». Con una buena base documental, esta ficción es una impactante denuncia tanto de las redes mafiosas como de la complicidad de la policia local mexicana, que permite ese tráfico y esclavitud de seres humanos en pleno siglo XXI.
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