La reapertura este lunes 20 de embajadas de Cuba y Estados Unidos en sus respectivas capitales cierra un capítulo del proceso iniciado hace siete meses y abre una fase aún más compleja, en la cual esta nación caribeña espera lograr en primer lugar la eliminación del embargo impuesto por Washington, informa Patricia Grogg (IPS) desde La Habana.
«No se puede llegar a relaciones normales bajo bloqueo, por eso es un tema prioritario a discutir en la etapa que se abre ahora», señaló a IPS el especialista en las relaciones bilaterales, Esteban Morales.
En su opinión también habrá que ver «si la embajada estadounidense funciona con las reglas claras, es decir sin inmiscuirse en asuntos internos de nuestro país».
En un breve comunicado, la hasta este lunes Sección de Intereses de los Estados Unidos en la Habana (Sina) anunció que se convirtió oficialmente en embajada y continuará sus funciones diplomáticas bajo el liderazgo de Jeffrey DeLaurentis, como encargado de negocios interino.
El propio secretario de estado de Estados Unidos, John Kerry, confirmó, tras entrevistarse en Washington con el canciller cubano Bruno Rodríguez, que vendrá a La Habana el 14 de agosto para celebrar la apertura de la embajada de su país.
Alrededor de un centenar de personas de diversos países y la prensa internacional se apostaron durante la jornada frente a la ahora sede de la embajada estadounidense en La Habana, en espera, sin éxito, de observar el momento en que se izara por vez primera en más de medio siglo de alejamiento la enseña de las estrellas y las barras.
«Estaba esperando ver la bandera estadounidense porque yo tengo el cariño para dos patrias», dijo a IPS la cubanoamericana Gina González, de 57 años. Rodeada de su familia, la dentista que vive en Los Ángeles desde 1964 deseó ver «que todo se normalizase con Cuba» y aseguró que «ambos pueblos están muy dispuestos a acercarse».
Por su parte, la gimnasta cubana Diurisán Cuesta, de 52 años, contó que vino al lugar «por la paz, la tranquilidad y la unión familiar entre los dos países». Estimó que «nunca se rompieron los vínculos gracias a que se mantuvo la unión entre los familiares y amigos a través de diferentes vías y redes».
Caminaron frente a la embajada familias con niños pequeños, un hombre con un cartel de «Welcome (bienvenido) USA» y hasta se tomaron fotos un grupo de jóvenes con camisetas negras estampadas con el letrero Artist Making Changes Foundation, una organización de Nueva York que desde 2013 imparte talleres a estudiantes de artes plásticas en La Habana.
La cubana Neola Camila Arango, quien se identificó como cristiana y opositora al gobierno socialista, expresó que llegó hasta la sede diplomática porque «está muy agradecida de ese país (Estados Unidos) que le dio refugio a mis dos hijos». Opinó además «que ahora comienza el camino de acercamiento entre ambos pueblos».
En tanto, la televisión estatal ofreció en directo la ceremonia oficial de reapertura de lazos diplomáticos bilaterales de Cuba en Washington, para la cual viajó una delegación de más de 30 personas, encabezada por el ministro Rodríguez.
El canciller hizo un recuento histórico de las relaciones y el proceso de restablecimiento, tras el izamiento de la bandera cubana en el jardín frontal del edificio, que fue sede de la embajada de este país en Washington hasta el rompimiento de lazos en 1961 y desde 1977 albergó la Sina cubana en esa capital.
«Solo la eliminación del bloqueo (…) que tanto daño y privaciones ocasiona a nuestro pueblo, la devolución del territorio ocupado en Guantánamo y el respeto a la soberanía de Cuba darán sentido al hecho histórico que estamos viviendo hoy», afirmó.
El diplomático de carrera José Ramón Cabañas, hasta la víspera jefe de la Sina isleña en Washington, se desempeñará ahora como encargado de negocios.
Se estima que siete de cada diez ciudadanos de este país han nacido o vivido bajo las prohibiciones económicas, financieras y comerciales iniciadas oficialmente por Washington el 3 de febrero de 1962. Desde 1996, las disposiciones del embargo fueron codificadas bajo la Ley para la Solidaridad Democrática y la Libertad de Cuba.
Ese decreto, más conocido como la ley Helms–Burton por sus patrocinadores, limitó las prerrogativas presidenciales para suspender esa política y amplió su alcance extraterritorial. Su eliminación depende del Congreso legislativo, donde hasta ahora no ha fructificado ninguna de las iniciativas antiembargo presentadas por congresistas favorables al cambio de política hacia Cuba.
«Yo le pediría al papa Francisco que cuando visite Estados Unidos y se reúna con el presidente (Barack) Obama y el Congreso les solicite, con ese poder que él tiene, que acaben con el bloqueo que nos ha hecho tanto daño», dijo a IPS la creyente católica Idania Martínez, residente en la ciudad oriental de Guantánamo.
Francisco, quien actuó como mediador para el deshielo entre La Habana y Washington, visitará Cuba entre el 19 y el 22 de septiembre, antes de viajar a Estados Unidos. Su visita allí incluye visitas al Congreso y la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Enrique López Oliva, profesor de historia de las religiones, consideró ante IPS «muy probable» que el jefe del Vaticano se refiera al embargo en los discursos que pronuncie en esas instituciones.
El gobierno cubano afirma que el bloqueo ha sido el principal obstáculo para su desarrollo económico y tiene el propósito declarado de rendir por hambre y enfermedades al pueblo cubano. Con esos y otros reclamos acude anualmente, desde 1992, ante la ONU en demanda del cese de esa política que según sus cuentas hasta 2014 había provocado perjuicios por más de 116 880 millones de dólares.
«Esa es una política especialmente cruel, pues nos ha privado de beneficiarnos de tecnologías, medicamentos o equipos del campo de la salud que Cuba no tiene», insistió la guantanamera Martínez, quien hace ya unas décadas perdió su pequeña hija de leucemia. «Quizás se hubiera salvado de poder acudir en esa época a los adelantos científicos de Estados Unidos».
En opinión del ensayista Morales es muy importante la presión de empresarios estadounidenses ante las posibilidades de inversión extranjera que ofrece Cuba y que en tanto permanezca el embargo están siendo aprovechadas por otros países.
Según datos recientes, siete empresas foráneas ya fueron aprobadas para instalarse en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, instalada a 50 kilómetros de La Habana.
El mero anuncio cubano-estadounidense de reanudar lazos diplomáticos en diciembre del pasado año incentivó el interés por visitar Cuba y comprobar en el terreno las posibilidades de inversión. Solo de Europa, el gobierno de Raúl Castro recibió en meses recientes al presidente francés, François Hollande y los cancilleres de Alemania, España, Francia, Holanda e Italia.
- Con aportes de Ivet González, desde La Habana
- Editado por Estrella Gutiérrez
- Noticia publicada inicialmente en IPS Noticias