Greenpeace y apicultores denuncian que el uso de plaguicidas durante la floración de los frutales de hueso está causando envenenamientos constantes de estos insectos pese a los avisos de las administraciones sobre el grave peligro para las abejas que representa el uso de plaguicidas durante la floración, ya que se siguen utilizando a pesar de que el 70% de los principales cultivos en España dependen de la polinización por insectos.
Greenpeace: abejas muertas
Cajas llenas de abejas muertas y colmenas sin prácticamente actividad es lo que se han encontrado durante las dos últimas semanas los apicultores de diferentes comunidades autónomas españolas, señala Greenpeace.
Los insectos polinizadores se están muriendo a cientos, por lo que Greenpeace, junto a la Agrupación de Defensa Sanitaria Apícola (apiADS) de la Comunidad Valenciana y la Asociación de Apicultores de la Región de Murcia denuncian que estas mortandades están coincidiendo precisamente con fumigación de los árboles de floración temprana, mayoritariamente nectarinos y melocotoneros.
Desde el 1 de enero de 2014 todas las explotaciones de la UE tienen que cumplir con los principios de la Gestión Integrada de Plagas que indican que se debe dar prioridad siempre a los métodos no químicos para luchar contra las plagas con el objetivo de proteger el medio ambiente y la salud humana. Por otra lado, desde la autoridades autonómicas se emiten avisos para que no se usen productos fitosanitarios durante la floración. Sin embargo, el interés de vender este tipo de productos por los grandes fabricantes y las casas comerciales, un mal asesoramiento al sector agrícola y un escaso o nulo control por parte de las autoridades locales originan estos dantescos espectáculos cada año, sostiene Greenpeace.
ApiADS viene haciendo estudios de mortandad de abejas desde hace cinco años y lamentable y reiteradamente los resultados confirman el uso indiscriminado de plaguicidas muy peligrosos para las abejas durante la floración, como pueden ser el clorpirifos (presente en 80 % de las muestras de abejas muertas recogidas en 2014), el dimetoato (68 % de las muestras) y el imidacloprid (32 % de las muestras). Otros años y en otros sitios se han encontrado otras sustancias como por ejemplo el metiocarb o el fosmet, clasificados también como muy peligrosos para las abejas.
“Esto es solo el aperitivo” ha predecido Enrique Simó, apicultor y veterinario de la apiADS: “en estas dos semanas se pueden haber muerto unas 225.000 abejas de mis 50 colmenas, lo que supone el 50 % de la población adulta, pero cuando empiece la floración de los cítricos caerán como hojas en el otoño. Muchos compañeros huyen de Valencia con sus colmenas cuando empieza la floración de los cítricos” ha concluido.
Esta situación se repite cada año también en Murcia. Carlos Zafra, veterinario de la Asociación de Apicultores de esa región ha afirmado que las mortandades se suceden “con total impunidad. Impunidad para los que aplican este tipo de productos que diezman a las abejas, pero sobre todo para aquellos que los siguen produciendo y vendiendo”.
También en Andalucía se han registrado mortandades puntuales de abejas en algunos colmenares debido a la aplicación de insecticidas durante la floración de los melocotoneros.
Qué pide Greenpeace
“Cuando vemos esta masacre de abejas se nos rompe el corazón”, ha afirmado Luís Ferreirim responsable de la campaña de agricultura de Greenpeace España. “Aquí no se puede negar la evidencia y esto es solo la parte visible del problema. Las abejas y otros insectos polinizadores se están muriendo y son los plaguicidas utilizados en la agricultura industrial lo que las está matando”, concluye.
Ante esta situación solo hay una solución. Las autoridades competentes deben extremar los controles para que no se sigan aplicando estos productos. En segundo lugar se debe poner en marcha un plan de acción integral para salvar a las abejas y otros insectos polinizadores que contemple un calendario claro para la eliminación de los productos peligrosos para las abejas, empezando por los más dañinos (en España están autorizados más de 300 insecticidas en cuya ficha de registro indica que son peligrosos, incluso algunos muy peligrosos, para las abejas). Por último, se debe apostar decididamente por la agricultura ecológica, la única solución de futuro.
Pese a que la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana son las dos comunidades autónomas donde más se utilizan plaguicidas en la península, es de destacar el esfuerzo que están haciendo por incrementar la superficie dedicada a la agricultura ecológica.
Murcia se ha marcado como objetivo que el 27 % de su superficie agrícola sea cultivada en ecológico para finales de 2016 y la Comunidad Valenciana se ha propuesto alcanzar el 20 % para 2020 (ahora está en cerca de 8 %). Andalucía es la comunidad en la que más superficie se dedica a la agricultura ecológica, con más de 850.000 hectáreas en 2014.