Con “Madame Marguerite” (Marguerite), el realizador francés Xavier Giannoli (“Crónica de una mentira”, “Chanson d’amour”, “A l’origine”) presenta una tragicomedia, emocionante e hilarante, cuyo reparto encabeza una espléndida Catherine Frot (“La cena de los idiotas”, “La cocinera del presidente”, César a la Mejor Actriz 2015).
Inspirada en la vida de la millonaria Florence Foster Jenkins (que Stephen Frears piensa filmar también con la actriz Meryl Streep), la millonaria estadounidense muerta hace hace más de sesenta años que según periodistas de la época “cantaba como un millón de cerdos”, la película cuenta la historia de una mujer que se creía capaz de competir con las grandes divas de la ópera pero que en realidad desafinaba terriblemente.
En el París de los años 1920, la baronesa Marguerite Dumont es una patética mujer muy rica apasionada de la ópera, que colecciona partituras originales y trajes que las grandes divas lucieron en el escenario. Lleva años cantando ante su círculo de amistades, ninguna de las cuales se ha atrevido nunca a decirle que desafina y sus “gallos” son el hazmerreir de la sociedad que frecuenta sus salones. Para mantener el estatus que le proporciona la fortuna de Marguerite, aunque avergonzado por sus actuaciones, el marido también colabora en mantener encendida esa ilusión. Hasta el día en que Marguerite decide producir y protagonizar un espectáculo en el teatro de la Opera, y ante un verdadero público.
Lo mismo que le ocurre a mucha gente que canta mal (yo misma, sin buscar más lejos), Marguerite “se oye bien”, lo que le proporciona seguridad para dedicarse a destrozar a los grandes compositores en los conciertos privados que organiza en su suntuosa mansión, tan ridículos como emocionantes. Los invitados se burlan a sus espaldas, el marido la preferiría muerta y solo el mayordomo, chófer y secretario negro, Madelbos, la respeta y se encarga de fotografiar a su patrona disfrazada para los papeles que habría querido representar en los escenarios.
“Madelbos protege a Marguerite como von Stroheim cuidaba a Gloria Swason en “El crepúsculo de los dioses”. Giannoli filma, con la crueldad de Billy Wilder, la lenta vampirización de los sinceros y los débiles por quienes solo creen en la verdad de la apariencia” (Pierre Murat, Télérama)
La reconstrucción de la época es intachable, los actores cumplen a la perfección y no falta ningún personaje en el ambiente; ni siquiera una mujer barbuda. En “ Madame Marguerite” Giannoli ha construido un universo muy especial, en el que todo es ilusión.