Hoy, 2 de abril de 2016, a las 11h, de su hija Carolina, me ha llegado la noticia del fallecimiento de José Luís Blazquez “el Pelao”.
El Pelao, como todos le conocíamos, fue un mote cariñoso puesto por su hermana mayor cuando era joven, por un tufo de pelo indomable que tenía en la cabeza.
El Pelao formó parte de los eternos perdedores, primero durante la dictadura, y luego en esta democracia, y que pese a las continuas derrotas, nunca perdió la esperanza del triunfo de la clase obrera sobre el enemigo común de los pueblos, el capitalismo, y siempre esperanzado en la conquista del socialismo.
El Pelao procedía de una familia republicana de un pueblo de Toledo, de uno de los pueblo “rojos” de la provincia, que arrastrados por el hambre, a primeros de los 60 emigraron a Madrid. Tras grandes dificultades económicas, y con la única ayuda de su hermana mayor, consiguieron salir adelante con grandes dificultades.
A principio de los 70, se integró en las filas de las gloriosas Comisiones Obreras y del PCE. En esa misma década, ingresó a trabajar en la fábrica Kelvinator de Getafe, de la que sería su máximo dirigente sindical. A partir del 1979, le tocó encabezar la lucha contra la reconversión de la gama blanca desde Kelvinator, que por entonces tenía una plantilla de 2700 trabajadores. Lucha que duró hasta 1984, tras multiples movilizaciones de la plantilla, que se concretaron en manifestaciones, huegas y encierros en la fábrica, huelga general de Getafe en solidaridad con Kelvinator el 18 de mayo de 1982, marcha contra el paro y el cierre de Kelvinator de los pueblos del sur de Madrid, de Getafe, Fuenlabrada, Parla, Pinto, Leganés, Alcorcón, Villaverde en 1983.
En todas esas luchas, el Pelao participó como máximo dirigente, hasta que en el 84 perdieron la batalla, y Kelvinator se cerró con una plantilla ya reducida a 800 trabajadores.
Esas eran las primeras detenlladas de las políticas neoliberales en España, y particularmente en Getafe y zona sur de Madrid, que traerían la desindustrialización y el paro en toda la zona, y que hoy persisten 32 años después.
El Pelao fue concejal del PCE en las primeras elecciones municipales democráticas en Getafe de 1979, y como concejal, consiguió implicar al ayuntamiento de Getafe y a la Comunidad de Madrid en la lucha por la defensa de Kelvinator, y contra el desempleo.
A finales de los 80, entró a trabajar en Iberia, en los hangares de La Muñoza, en San Fernando de Henares, como chapista de aviones. Desde su ingreso en Iberia se comprometió con la lucha sindical en defensa de los trabajadores, y contra la reconversión y posterior privatización de Iberia. En el 92, fue expulsado junto con 300 afiliados más de Madrid, de Comisiones Obreras, por luchar contra la actitud entreguista de la cúpula del sindicato a las políticas neoliberales. Su expulsión fue avalada por la Ejecutiva Confederal de CCOO, en aquel momento dirigida por Antonio Gutierrez Vegara. Desde fuera del sindicato, continuó la lucha contra las políticas neoliberales de Iberia, y contra el entreguismo a esas políticas de CCOO y UGT. Unos años después se reincorporó a CCOO, y continuó luchando hasta su prejubilación en Iberia.
Aún recuerdo las huelgas en las que formábamos los piquetes delante de la barrera de Iberia en la Muñoza, para que solo pasaran los servicios mínimos. Y allí acudía el Pelao, desde las 5 de la mañana, acompañado de sus hijas, jovenes estudiantes, orgullosas de ver, y aprender de la lucha de su padre. Él también se sentía muy orgulloso de ellas.
El Pelao ha sido de los militantes obreros comunistas, de los que hoy hay que buscar con lupa de muchos aumentos, insobornable ante la patronal, e intransigente con las políticas neoliberales. La clase obrera ha perdido una gran persona y representante, que no aparecerá en los óbitos oficial. Jose Luís Blazquez “el Pelao” descansará en paz con su conciencia, a la que nunca traicionó.
De su amigo y camarada: Pedro Marín del Valle. Fuerteventura, 2 de abril de 2016.
P.D: Aunque por la distancia no he podido contar con su visto bueno, seguro que este escrito será compartido también por José Miguel Castillo Conde y Antonio Gutierrez Araujo.