Los restos mortales del presidente saharaui Mohamed Abdelaziz fueron depositados este sábado 4 de junio de 2016 en la localidad de Bir Lehlu, tras celebrarse diversas ceremonias fúnebres en los campamentos saharauis y un funeral oficial en el campamento de refugiados de Rabuni, al que acudieron representantes de diversos países y de Naciones Unidas, pero sin presencia de autoridades españolas, informa Luis Portillo Pasqual de Riquelme.
El presidente de la Coordinadora Estatal de organizaciones solidarias con el Sáhara, José Taboada, ha calificado de «vergonzosa» la decisión del Gobierno de España, dados los estrechos lazos que mantienen el pueblo español y el saharaui, en unas declaraciones en las que denunció «la contradicción que supone que se preocupe de Venezuela y dé nacionalidad a venezolanos mientras se la niega a saharauis que fueron españoles».
El pasado 31 de mayo, nada más conocer la muerte del líder del Frente Polisario, el Gobierno español se limitó a publicar un comunicado de condolencias a sus familiares y simpatizantes, en el que repetía la frase oficial de que España recuerda «los vínculos históricos y actuales con la población saharaui» y reitera que «defiende una solución política, justa, duradera y mutuamente aceptable que prevea la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental en el marco de las disposiciones conformes con los principios y propósitos de la Carta de Naciones Unidas».
En el funeral celebrado en Rabuni participaron embajadores y representantes de varios países, la mayoría de ellos africanos, pero también de naciones latinoamericanas como Cuba o Ecuador, de Estados Unidos y de la ONU, pero no de los países europeos, que viajaron a los campos de refugiados para participar en la ceremonia popular de despedida de Abdelaziz, muerto en el exilio tras 35 años al frente de la lucha por la independencia saharaui.
Tras las ceremonias populares e institucionales, el cuerpo de Abdelaziz fue trasladado este sábado a la localidad de Bir Lehlu, en las zonas liberadas, cerca del muro de segregación levantado por Marruecos en el desierto y cerca de la ciudad ocupada de Smara, en la que Abdelaziz nació y a la que nunca pudo regresar.
España ausente
La ausencia de autoridades españolas ha sido destacada por el diplomático Angel Manuel Ballesteros García, quien publicó un mensaje en el que afirmaba: «Como os podéis figurar, me hubiera gustado asistir. Esperemos al cambio en Santa Cruz (sede del Ministerio de Asuntos Exteriores de España) a ver si -con vuestra ayuda- podemos comenzar a hacer algo positivo. Un abrazo».
Luis Portillo, en respuesta a este comentario de Ballesteros, considera que «la gente del MAEC (Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación) podía haberse mojado algo. En su momento, ya dejaron a Jaime de Piniés defendiendo lo indefendible y teniéndose que guardar toda su lucha para que España tuviera un papel digno y se cumpliera la legalidad internacional, para llegar a la supervergonzosa situación en que estamos hoy los españoles y la trágica, horrorosa y desesperada situación del Pueblo Saharaui».
Tiene toda la razón Luis Portillo. Parece que vivimos en un país sin nombre plagado de chapuceros y de sinvergüenzas. No tenemos un solo político con las agallas necesarias. Todos son miedos. El mundo lo convierten en una gran Venezuela para perseguir a Podemos, el partido en el que depositar aun alguna esperanza.