El Cuerpo pastoral de la Iglesia Evangélica Protestante de El Salvador se ha manifestado públicamente en solidaridad con las mujeres y niñas salvadoreñas y las organizaciones que las acompañan y luchan por sus derechos y su libertad, respecto al aborto, informa la Agencia Caribeña de Comunicación (ALC).
En un manifiesto sostienen «la acuciante necesidad de respuestas por parte del Estado» porque «resulta más que escandaloso que la mayor causa, en el mundo, de muerte en adolescentes son los embarazos precoces» y en El Salvador una ley de 1998 prohíbe la interrupción voluntaria del embarazo totalmente y sin excepción: «por ende los abortos son clandestinos y se practican en condiciones de altísimo riesgo para las mujeres».
Conscientes de que «mujeres y jóvenes adineradas se practican abortos seguros en clínicas privadas nacionales o extranjeras», en cambio, «las mujeres en situación de pobreza no tienen más opción que acudir a métodos peligrosos poniendo en riesgo su vida».
Para la Iglesia Evangélica Protestante de El Salvador la prohibición del aborto es un problema de salud pública, pero más aún es un problema de desigualdad social, económica, étnica y de género, pues impide el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de la ciudadanía en situación de vulnerabilidad.
Señalan que el aborto es una situación límite para toda mujer que se lo practica y que «no se hace por satisfacción, sino por desesperación», y desde una perspectiva cristiana joven y desde las inquietudes de una nueva generación apuestan «a la lucidez de los gobernantes, para que den un urgente tratamiento legislativo en favor de la salud» y «conseguir justicia para todas las mujeres y niñas que se encuentran en una desesperada, dolorosa e injusta situación».
Al tiempo, llaman a la «reflexión concienzuda» a los pastores y obispos «que apoyan el aborto inseguro e ilegal, que ignoran la salud de las mujeres», y consideran que el Estado es laico y no debería doblegarse a la doctrina de una religión o institución.
Biblia y aborto
Para superar la situación actual invitan a todas las comunidades cristianas de El Salvador, y a quienes practican otras religiones y formas de vida espiritual, a reflexionar y repensar desde una perspectiva que tenga los ojos puestos en Jesús:
a) Porque la oposición al aborto no es bíblica, ni es un mandato divino.
En toda la biblia hay una sola cita que apela explícitamente al aborto sin eufemismos ni nada similar, se encuentra en el pasaje del libro de Éxodo 21, 22 – 25 que trata a la mujer como propiedad del hombre, por eso él decide la multa si algún hombre golpea a una mujer embarazada y aborta. En cambio, si muere ella se paga vida por vida. En esto la Biblia es clarísima: un aborto equivale a una multa, en cambio el daño a la mujer se paga vida por vida según la ley del talión.
De esto se desprende que un aborto no es equivalente a un asesinato como muchos grupos fundamentalistas religiosos, supuestamente basados en la Biblia, repiten cada vez que se expresan. Es llamativo, En toda la Biblia no hay ninguna cita relativa a la interrupción voluntaria del embarazo, pero sí hay muchísimas enseñanzas respecto al amarnos, respetarnos, ayudar al prójimo, incluir a los excluidos y proteger a los y las pobres y desvalidos. ¿Dónde se están poniendo las prioridades?
b) Abogando por la prohibición y penalización del aborto se logra que miles de mujeres y adolescentes pobres mueran o padezcan graves daños a su integridad física, moral y espiritual.
Y concluyen que «para que tengamos sensatez como personas y como seguidores de Jesús de Nazaret, que decimos que somos, hay que reconocer las barbaridades que le están ocurriendo a millones de mujeres en el mundo y en el país en que vivimos, a diario».
- Pedro 2,15-16