Los medios de comunicación recurren cada vez más a periodistas autónomos por lo que tienen la responsabilidad de garantizarles un entorno de trabajo seguro, sobre todo cuando reportan desde zonas azotadas por la guerra, informa Valentina Ieri 1 (IPS) desde Nueva York.
Los periodistas independientes tienen poca protección en situaciones de conflicto. Crédito: Sana Altaf / IPSDesde la ola de levantamientos populares en Medio Oriente y el norte de África conocida como Primavera Árabe (2010-2013) y el estallido de la guerra civil de Siria (2011), las y los periodistas corren un riesgo cada vez mayor de secuestro, encarcelamiento y, en última instancia, asesinato. Esta situación afecta no solo atañe a los trabajadores individuales, sino al periodismo en términos más generales.
En febrero de 2015 varias organizaciones, como Freelance Frontline Register (FFR) y el Comité de Protección de Periodistas (CPJ, en inglés), junto con importantes organizaciones y redes de noticias, presentaron la Alianza ACOS (Una cultura de seguridad) con el fin de incorporar prácticas de seguridad en el sector informativo y brindar acceso a las herramientas que las y los periodistas autónomos requieren para informar de manera segura.
«Nos dimos cuenta de que la situación actual no era sostenible y que no era buena… para nadie», expresó Emma Beals, periodista independiente y miembro de la dirección de FFR.
«Cuando somos autónomos todo siempre se reduce al dinero. Se pagan 10 dólares por fotos de zonas en guerra. Hay que molestar durante semanas y meses para que te paguen, o que las empresas de noticias se nieguen a pagarte el seguro», comentó Beals en diálogo con IPS.
El pago a los periodistas independientes y locales es importante, ya que también afecta a su seguridad, según Courtney Radsch, del CPJ.
«Hay un sinfín de historias de trabajadores independientes que deben negociar para conseguir equipos de seguridad, un buen traductor o un vehículo blindado … Así que las empresas de noticias tienen la responsabilidad moral… de tratarlos de la misma manera que tratarían a su propio personal», afirmó Radsch.
«Una remuneración justa debería tener en cuenta los costos adicionales cuando trabajas en el exterior, como la seguridad, la formación especial y los equipos. Pero si tu cliente no te paga rápidamente, entonces tienes que financiarte los gastos de antemano por tu cuenta. Esto significa que tendrás menos dinero para gastar en tu próxima nota, lo que te hace menos segura», explicó Beals.
Otros aspectos que deben considerarse son los riesgos para acceder a la información y la asistencia jurídica y de otro tipo que se brindará cuando las cosas se complican, añadió.
En contraste con el personal fijo, que es enviado por su propio redactor, los trabajadores independientes no reciben la misma asistencia.
«Esos casos se resuelven a menudo mucho más rápido y de una manera menos estricta. Mientras que en el caso de los trabajadores independientes son la familia y los amigos que tienen que resolver qué hacer a continuación, mientras las cosas se complican rápidamente», destacó Beals.
Más de 85 organizaciones se sumaron a la Alianza ACOS y dieron su apoyo a 14 principios de seguridad de los periodistas independientes.
«Las prácticas de seguridad son responsabilidad de todas las partes involucradas. Es importante asegurarse de que las personas puedan aplicarlas porque para algunas empresas de noticias se trata de una nueva forma de trabajar. Esto ayudará a todos con quienes trabajan, no solo a los trabajadores independientes «, subrayó Beals.
En respuesta, algunos medios de noticias decidieron dejar de aceptar contenidos independientes de lugares peligrosos y que no fueran solicitados por las empresas.
«Dado que los peligros del periodismo parecen ser superiores a los beneficios del uso del contenido independiente, muchas organizaciones de noticias, como AFP, comienzan a dejar de aceptar el material con contenido no solicitado», según Radsch.
El objetivo de la Alianza ACOS es la creación gradual de una red de seguridad para las y los periodistas y empresas de noticias de todo el mundo, pero sobre todo en los países de gran peligro, como Afganistán, Iraq, Pakistán y Siria.
«Va a tomar tiempo y requiere un cambio cultural en el sector de los medios. Pero si se puede conseguir esas organizaciones que comenzaron a hacer esto con sus propios empleados, entonces se las puede utilizar… para defender esta idea entre sus colegas», observó Beals.
El sector de las noticias experimentó grandes cambios en los últimos 20 años.
«No se trata solo de que las compañías de medios tradicionales, que solían tratar bien a su personal, ahora ya no lo hagan. Desde el conflicto civil de Siria las guerras son más sombrías y difíciles de cubrir, con fuertes repercusiones para la seguridad de los autónomos», dijo Beals.
«Antes había menos periódicos, canales de televisión y revistas, y había más dinero. Ahora hay tantos medios, que quizás no tengan el mismo nivel de financiación. Por lo tanto, se puede producir una gran cantidad de material periodístico, pero no a todos se nos paga bien por él», se quejó.
Antes «las guerras eran menos accesibles y solo los periodistas asignados y sumamente acreditados tenían la posibilidad de cruzar las líneas de combate. Pero la Primavera Árabe cambió todo eso, lo que hace que las cosas sean más accesibles», afirmó.
Además, los cambios tecnológicos han reconfigurado las relaciones de poder tradicionales entre los periodistas y las élites políticas y económicas, aseguró Radsch.
Los periodistas ya no ocupan un lugar de privilegio dado que los poderosos pueden dirigir su mensaje directamente al público. Asimismo, hay más personas capaces de realizar actos de periodismo, a menudo sin la experiencia o la formación que alguien que trabaja para un medio de comunicación puede tener, añadió.
- Traducido por Álvaro Queiruga
- Publicado inicialmente en IPS Noticias