Muestrario de los errores más frecuentes (5)

Antes de darle continuación a esta serie dedicada a los errores más frecuentes, tanto en redes sociales como en el habla cotidiana, debo agradecer los comentarios elogiosos de parte de algunas personas que se han autocalificado como asiduas seguidoras de este trabajo de divulgación periodística, y que a su vez lo han adoptado como una guía práctica de consulta.

Ese gesto me honra, me satisface y me demuestra que, como siempre lo repito, el esfuerzo no ha sido en vano.

Este muestrario es, en esencia, la agrupación de varias situaciones que he mostrado por separado en muchas ocasiones; pero ahorita existe la facilidad de tenerlas en una sola entrega. No tienen orden alfabético; pero si alguien pudiera agruparlas, le sería más fácil para uso como manual de consulta.

Para este propósito he seleccionado los casos que, a mi juicio, son los más comunes. Además, he recibido aportes de lectores, con lo cual se ha enriquecido la gama, y el provecho ha sido mayor, pues han sido disipadas muchas dudas entre quienes escriben y se expresan de forma oral regularmente.

¡Esa es la intención, dado que a los que les apasiona el tema y leen con regularidad, deben entender y admitir que nunca se termina de aprender!

¡El bendito vaso de agua!

No llevo la cuenta de las veces que he escrito, y de los otros que han hecho lo propio sobre este tema, con lo que no habría dudas; pero todavía existen los que sostienen que esa frase es incorrecta, toda vez que los vasos no están hechos de agua.

Es el único argumento que tienen, lo cual deja en evidencia que no saben de lo que hablan, y que su intención es llevarle la contraria a los que sí están claros. Ignoran que en ese caso la preposición de no alude al material en el que está construido el vaso, sino a su contenido, lo cual permite inferir que un vaso de agua es la cantidad exacta de agua que cabe en un vaso, aun cuando los sabidillos del idioma lo consideren incorrecto, y por eso, según ellos, deber ser «un vaso con agua».

Pero ocurre que un vaso con agua puede ser desde una gota hasta que el vaso esté lleno, lo cual es impreciso; mientras que un vaso de agua es la cantidad del preciado líquido que cabe en un vaso, es decir, una medida. No hay entonces razón para eximirse de decir un vaso de agua, pues es una forma correcta.

Valla, vaya, baya

Estos tres vocablos son homófonos, es decir, tienen el mismo sonido, mas no así el significado ni la forma de escribirlos.

El primero es cerca (de cercado), estaca, barda, obstáculo, etc. El segundo es una forma imperativa del verbo ir, y el tercero es una fruta. No creo que haya problemas para distinguir una de otra.

Estabanos, ibanos, veníanos

Esas tres palabras, utilizadas por muchas personas, incluidos profesionales universitarios, son las formas incorrectas de estábamos, íbamos y veníamos, correspondientes a las formas infinitivas estar, ir y venir.

El mal uso deriva de la confusión con el pronombre nos con las conjugaciones del pretérito imperfecto de indicativo de la primera persona del plural (nosotros/as); pero si usted no quiere complicaciones gramaticales, tenga presente que es mos y no nos: almorzábamos, abrazábamos, bailábamos, buscábamos, buceábamos, cantábamos, cazábamos, desarrollábamos, dirigíamos, estudiábamos, estacionábamos, etc.

Si alguien que se precie de periodista, locutor, publicista, educador, además de que alardea de ser buen lector; pero dice estudiabanos en vez de estudiábamos, sería interesante saber cómo hizo para graduarse y dónde estudió, aunque eso (saberlo) no sería muy difícil.

La cantidad de los casos mostrados no obedece a ningún orden, pues hay en los que la explicación es breve; pero hay otros en los que ha sido necesario emplear más palabras con ejemplos claros y sencillos, en función de aclarar dudas, que es la finalidad de este trabajo de divulgación periodística.

En la venidera entrega mostraré inquietudes aportadas por mi amigo Jesús Silva Hernández, quien es un asiduo seguidor y lector de este aporte semanal, además de que maneja con relativa facilidad el lenguaje que emplea.

Las entregas anteriores han servido para disipar muchas dudas y permitir que una considerable cantidad de usuarios del lenguaje escrito y oral hayan adquirido soltura. ¡Aún queda material por publicar!

David Figueroa Díaz
David Figueroa Díaz (Araure, Venezuela, 1964) se inició en el periodismo de opinión a los 17 años de edad, y más tarde se convirtió en un estudioso del lenguaje oral y escrito. Mantuvo una publicación semanal por más de veinte años en el diario Última Hora de Acarigua-Araure, estado Portuguesa, y a partir de 2018 en El Impulso de Barquisimeto, dedicada al análisis y corrección de los errores más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana. Es licenciado en Comunicación Social (Cum Laude) por la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica) de Maracaibo; docente universitario, director de Comunicación e Información de la Alcaldía del municipio Guanarito. Es corredactor del Manual de Estilo de los Periodistas de la Dirección de Medios Públicos del Gobierno de Portuguesa; facilitador de talleres de ortografía y redacción periodística para medios impresos y digitales; miembro del Colegio Nacional de Periodistas seccional Portuguesa (CNP) y de la Asociación de Locutores y Operadores de Radio (Aloer).

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