André Øvredal, el realizador noruego de la aclamada película “Troll Hunter”, dirige a Emile Hirsch (“Hacia rutas salvajes”) y Brian Cox (“Churchill”) en una historia de terror que ha conseguido, entre otros, el Premio especial del Jurado en el último Festival de Sitges y el Premio a la Mejor película de Terror en el Fantastic Fest de Austin.
La autopsia de Jane Doe, cartelAustin y Tommy, padre e hijo, forenses de un pequeño pueblo de Virginia, reciben el cuerpo de una mujer, joven y bella, no identificada. La víctima no presenta ninguna huella sospechosa y no se conoce tampoco la causa de la muerte. Pero la policía local necesita una explicación que dar a la prensa a la mañana siguiente, lo que significa una noche de intenso trabajo para el dúo. La autopsia irá revelando los secretos que esconde el cadáver, muchos de los cuales parecen desafiar a la ciencia.
Y esto es la película que responde con toda precisión al título: una autopsia. Una historia entera que prácticamente sucede en su totalidad en una sala de la morgue. Horror sangriento, imágenes impactantes, suspense elevado a una potencia alta, momentos angustiosos de tensión… la oscuridad que llega por sorpresa y el silencio habitual del laboratorio forense tienen también su parte en le consecución de una fábula de misterio poco habitual, con momentos brillantes y otros incluso desagradables.
Los dos actores consiguen una química real y casi perfecta buscando explicaciones racionales a los indicios que van apareciendo a lo largo de todo el proceso.
https://youtu.be/WBWFmTEPfco
Y es aquí donde puede residir el posible atractivo de esta película de género: más allá del miedo que puede suscitar en el espectador, lo interesante es que se trata de una película sobre el trabajo científico y detectivesco de los forenses y sus métodos de indagación y deducción. Padre e hijo van recogiendo muestras y tomando apuntes que, poco a poco, encajarán todas las piezas del misterio que encierra el cadáver de Jane Doe, como si se tratara de armar un puzle.