Los usuarios españoles pagan por minuto de voz 13,3 céntimos, muy por encima de la media europea, 9,1 céntimos.
España es el cuarto país de la UE donde la telefonía móvil resulta más cara, sólo superado por Holanda, Luxemburgo y Bélgica. Los usuarios españoles de móvil pagan 13,3 céntimos por minuto de voz, muy por encima de la media comunitaria (9,1 céntimos), según el informe anual sobre telecomunicaciones publicado este miércoles por la Comisión.
Según una información de Facua, el ingreso medio por cliente de telefonía móvil asciende en España a 229 euros, superando también ampliamente el promedio comunitario (195 euros), según datos correspondientes a 2011.
Los países donde la telefonía móvil resulta más barata son Lituania (1,9 céntimos por minuto), Rumanía (2,2 céntimos) y Letonia (3,5 céntimos). Entre los grandes países de la UE los mejores precios se encuentran en Italia (6,9 céntimos) y Alemania (8,8 céntimos).
España está por debajo de la media de la UE tanto en banda ancha fija como en la móvil. La tasa de penetración de la banda ancha fija era en enero de 2013 del 24,8 por ciento (frente al 28,8 por ciento de promedio en la UE) y con un crecimiento de sólo 0,1 puntos respecto al año anterior.
Además, la proporción de conexiones de alta velocidad (al menos 30 megas) es también inferior a la media (10,2 por ciento frente a 14,8 por ciento) y las conexiones ultrarrápidas (al menos 100 megas) representan sólo el 1,9 por ciento de todas las suscripciones (3,4 por ciento en la UE).
Asimismo, España ha perdido terreno en banda ancha móvil, donde llegó a encabezar los rankings de la UE. Así, la tasa de penetración del 3G se sitúa en el 54,1 por ciento en enero de 2013, ligeramente por debajo de la media del 54,5 por ciento en la UE.
Los países líderes ahora son Dinamarca, Finlandia y Suecia, donde la tasa de penetración se acerca o incluso supera el 100 por ciento.
España también está por debajo de la media de la UE en tasa de profesionales que se dedican a tecnologías de la información y la comunicación (3,3 por ciento del total de la fuerza laboral frente a 3,8 por ciento), así como en el porcentaje de ciudadanos que recurren al comercio electrónico (31 por ciento frente al 45 por ciento de media en la UE).