Habitualmente hablamos de tensión o presión arterial pero no siempre sabemos a qué se debe. Tampoco sabemos cómo medirla y desconocemos cuáles son las señales de alarma. Si la tensión arterial se mide regularmente podemos prevenir muchas enfermedades y conseguir conocer qué situaciones alteran a nuestro organismo. Asimismo podemos detectar enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares o problemas relacionados con la vista.
La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre al salir del corazón contra las paredes arteriales. Éstas, a su vez, ejercen una cierta resistencia al paso de esa sangre y con ese resultamos hallamos la presión. Si usted tiene más de 40 años debería tomarse la tensión regularmente si le han comentado alguna vez que tiene hipotensión o hipertensión. Si es normal, tendría que hacerlo cada seis meses, y si está en tratamiento o ya es considerado un enfermo hipertenso, cada semana, o cada día, dependiendo de la edad.
La variación de los datos de la presión obeceden a muchas causas y algunas veces tenemos tensión alta por el estrés diario, la actividad física, las emociones, o por tener sexo. En todas esas situaciones lógicamente se sugiere que no se valore si se está algo alterado o las cifras no corresponden a la normalidad. También dentro de este grupo de anomalías existe el estrés de la bata blanca que sugiere una cierta hipocondría por parte del paciente y llega a alterar sus valores por el miedo a estar enfermo.
Por tanto, ¿cuál es la tensión arterial normal?
La tensión arterial cuenta con dos componentes dependiendo del bombeo de sangre del corazón; la sistólica, cuando el corazón se contrae, y la diatólica que es la que tienen lugar entre los latidos del corazón.
La presión normal correspondería a valores entre 12-12.9 dependiendo de la edad del paciente y la mínima, diastólica, entre 80 y 85 mmHG
La presión alta correspondería a cifras de presión sistólica (máxima) entre 13-13.9 mmHG y las de diastólica (mínima) entre 80-89 mmHg. Este cuadro se verá alterado en personas diabéticas cuyos niveles superiores a 140/85 también se consideran altos.
La presión baja serían valores inferiores a 10, en la máxima e igual o inferiores a 6 en la mínima.
Hay que distinguir siempre la tensión de la mañana y la de la noche y por tanto, siempre hay que obtener la medición a la misma hora del día para poder hacer una valoración real.
Es importante que el paciente esté relajado, que no haya comido ni bebido ni que tampoco haya hecho ejercicio en la media hora anterior.
Hay que reposar diez minutos antes de tomar la tensión, no hablar, no mover el brazo ni el manguito y tampoco toser ni hacer ningún otro ademán.
El tensiómetro ha de colocarse tres centímetros por encima del codo. Dejar la palma de la mano boca arriba y el codo ligeramente flexionado a la altura del corazón.
Es conveniente realizar dos mediciones separadas al menos diez minutos y obtener el resultado medio de ambas.
Para un paciente hipertenso es conveniente tomarla en ayunas, a la hora de la siesta y antes de acostarse. Con esas tres valoraciones se obtendrá la media para poder considerar cuál es la tensión real del paciente, y siempre han de anotar si se ha prescrito un hipertensivo la hora de la ingesta para saber si ha hecho efecto o no.
Es muy importante concienciar al paciente de las alteraciones de la presión arterial, los microinfartos silentes cerebrovasculares y la posibilidad de tener un cuadro con una isquemia o un ictus repentino si no se ha vigilado la tensión a partir de cierta edad. Los antecedentes personales, la calidad de vida, el alcohol y el tabaco, no ayudan a que los tratamientos hipertensivos hagan efecto, por tanto, debe concienciarse el paciente y optar por elegir una mejor calidad de vida tanto por la alimentación como por la ingesta de otros tóxicos.