Asistimos en los últimos años en España, más concretamente desde que se produjeron las primeras consecuencias en el empleo de la crisis económica, a un incremento del interés por aprender idiomas, que en un primer análisis se correspondía con la necesidad de obtener mejores cualificaciones profesionales para encontrar trabajo o mantener el que ya se tenía.
Pero ha sido curioso observar cómo han proliferado también talleres de conversación en las universidades populares y centros de la tercera edad, con fines alejados de lo laboral para acercarse a una mayor actividad social, tener mas oportunidades de comunicación personal o, simplemente, rellenar una laguna de formación muy común entre los españoles, que siempre nos ha supuesto un lastre e incluso, en ocasiones, motivo de vergüenza.
En este amplio abanico de interés por los idiomas tenemos en el ámbito universitario, por ejemplo, que la Universidad de La Rioja ofrece, dentro del programa de enseñanzas de verano, cursos en varios niveles de alemán, inglés, italiano, chino y lenguaje de signos. O también puede elegirse un curso de francés especializado en la enología.
En el ámbito de adquirir conocimientos prácticos orientados al trabajo se producen experiencias como el desarrollado por el Centro de Innovación Social La Noria, de Málaga, que viene lanzando desde hace unos seis años el campus de Inmersión Lingüística ‘London in Málaga’ impartido por la Asociación de Nuevos Residentes y Extranjeros de Málaga (ANREM), bajo la tutela de la Diputación Provincial, en los que se da la oportunidad de obtener los conocimientos necesarios de la lengua inglesa para posteriormente optar por cuenta propia al título B1 del Marco Común Europeo.
En el ámbito municipal, ayuntamientos como el de San Sebastián de los Reyes promueven en la Universidad Popular un taller de francés en el que, durante tres horas todos los lunes, y bajo la coordinación de un profesor que se orienta fundamentalmente a la motivación, se practica la conversación en francés en un grupo no muy numeroso de personas que tienen en común la necesidad de mantener viva esa lengua en el ámbito familiar, después de haber vivido o viajado con frecuencia por Francia o países francófonos.
Otras experiencias se producen asimismo con otros idiomas, por ejemplo el ruso y el chino, idioma este último al que también se aproximan muchas personas por la faceta artística de su caligrafía.
Y en las escuelas de idiomas de las comunidades autónomas se ha apreciado, al tiempo que la motivación profesional, un incremento de matriculaciones de personas afectadas por procesos de prejubilaciones, que eligen para cubrir sus nuevos momentos de ocio el adquirir o perfeccionar conocimientos de idiomas, tarea para la que hasta este momento no habían tenido tiempo que dedicar.
Aunque estos párrafos no están basados en estadísticas o encuestas, hay otra percepción que apunta en esta realidad, la proliferación de ofertas que se suceden a través de sitios de internet y de grupos de afinidad en las redes sociales.
Numerosas fuentes coinciden, sin embargo, en que es todavía el inglés el idioma que más se busca, y las nuevas tecnologías han supuesto un aporte importante para el estudio y el mantenimiento de esta lengua extranjera. Los foros, los chat y sitios especializados permiten ahora a personas interesadas elegir profesores de inglés que se adapten a una multiplicidad de necesidades relacionadas con el trabajo o con el tiempo de ocio.
De esta forma las clases se centrarán en el desarrollo y la mejora de la destreza oral y la comprensión auditiva en situaciones diversas, que pueden ser laborales como la interacción con clientes, entrevistas de trabajo, llamadas telefónicas o presentaciones; o dirigirse a potenciar la destreza y capacidad comunicativa en los idiomas objeto de los cursos y aproximarse a los principales aspectos culturales de los países donde se hablan, al poder elegir un profesor de los Estados Unidos o Canadá, de Inglaterra o Irlanda, buscar alguno en Australia o sumergirnos en el inglés de los centros de negocio internacionales.
Personas que han estudiado inglés por el método tradicional de los años 60, cuando el castigo en los institutos era copiar un sinnúmero de veces la lista de verbos irregulares, y siguen recordando por ello el to be, was, been; o el begin, began, begun; pueden acceder ahora por Skype a profesores expertos, que pueden ser nativos, por poner otro ejemplo, con el objetivo de potenciar la destreza y capacidad comunicativa en ese idioma, y poder disfrutar mejor en cruceros en los que miles de personas utilizan esta lengua como comodín para relacionarse entre ellos o aproximarse a los principales aspectos culturales de los países que se visitan.