“PRISM es un programa del Gobierno de los Estados Unidos que permite a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) el acceso a los datos de varias de las compañías más importantes del panorama de Internet. La existencia de este programa se conoció gracias a la filtración de una presentación de la citada agencia, publicada en los principales diarios del país. Días más tarde se conoció que la filtración había sido realizada por Edward Snowden, un informático de 29 años que trabajó en la CIA.
Las empresas mencionadas en la presentación filtrada son Microsoft, Yahoo!, Google, Facebook, PalTalk, YouTube, Skype, AOL y Apple. Dropbox podría convertirse en otra de las compañías espiadas en poco tiempo. El programa de espionaje incluía el acceso a historiales, correos de los usuarios, chat y perfiles personales.”
(New York Time).
Lucas León Simón
Todo el soporte ideológico y cultural de esa mercancía averiada que se conoce como “Occidente” se está viniendo abajo. Se han pasado dos mil años “vendiendo” los valores de la persona, de la libertad individual y de la privacidad, se han buscado excusas histórico-filosóficas en Sócrates, Platón y Aristóteles, y ahora, la evidencia los deja con el culo, griego, al aire.
Las personas, su privacidad, sus derechos, les importan un pimiento. Griego, también. Hacen guerras de rapiña por los variados métodos: unos en Irak, otros en Libia y otros, distintos, en Siria y al final se les ve el plumero controlando los perfiles y la información en Google o en Facebook. Sin pararse en fronteras, bombas o leyes.
Toda la cultura de Occidente es una chusma. Las iglesias son nidos de pederastas; los mercados, clanes de avaros codiciosos a costa de la muerte y el hambre ajeno; los banqueros, unos usureros sanguinarios; los políticos, una casta corrupta, derrumbada en su propio residuo fecal, los gobiernos una asociación de maleantes al servicio de este u otro “club”, de Bilderberg o de los genitales de su madre.
Los vendepatrias y más que corruptos políticos de la “marca España” se quejaban cuando se les escracheaba de la “invasión de su privacidad”. No han abierto su comprada boca para proferir una sola queja sobre el arrasamiento de 200.000 privacidades en todo el planeta, marca España incluida.
En estas viene otra información que dice que el Gobierno Inglés espió ilegalmente a los asistentes del G-20 en una reunión en territorio británico en 2009. ¡No se fían ni entre ellos! El cubo de la basura está a tope.
Roban, espían, desfalcan, sobornan, se enriquecen y dejan a millones de ciudadanos del mundo sin pan, sin agua, sin trabajo sin libertades y sin derechos. ¿En nombre de qué? En nombre de sus decadentes valores, de su antiterrorismo de ocasión, de su aventura de falsa libertad, rota en tantos pedazos como sus burbujas, de esto y de aquello.
Un sicario más, turco en este caso, ha dicho que al agua a presión que han utilizado para disolver a los santos indignados de Estambul “estaba medicalizada”. ¡Si, con gas mostaza!
Hubiera sido de extraordinaria eficacia, “medicalizar” con esta substancia a los asistentes, el pasado fin de semana, a la reunión anual del Club de Bilderberg, entonces el cubo de la basura hubiera florecido, y, sin ningún sentimiento de piedad, se pondrían haber reunido en un mismo lugar tumbas y criminales.
Pero no, y hoy otra vez, estarán planeando en como matarnos, expiarnos o expoliarnos mejor. Al fin y al cabo, para ellos el valor de la persona no pasa de ser un teorema. Griego.