El fundador de WikiLeaks, Julián Assange, cumple este miércoles un año refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, a pocos días de que el gobierno ecuatoriano y el de Reino Unido conformaran una comisión que estudiará la posibilidad de otorgarle el salvoconducto que regularice su situación.
Andes.- En la madrugada del 19 de junio de 2012, el periodista y hacker australiano pidió asilo a la sede diplomática ubicada en la zona de Knightsbridge, centro de la capital inglesa, tras burlar la seguridad de la residencia donde estaba detenido con libertad provisional.
En ese momento la justicia británica estaba por definir su extradición a Suecia, país que lo busca por una denuncia de delitos sexuales contra dos mujeres.
De acuerdo a los argumentos de Assange, detrás de la acusación está Estados Unidos, que busca juzgarlo y podría sentenciarlo a la pena de muerte por haber difundido, desde 2010 y a través de WikiLeaks, cientos de miles de documentos militares clasificados y cables diplomáticos del gobierno norteamericano.
Dos meses después, el gobierno del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, aceptó darle asilo político, pero Reino Unido le niega hasta hoy el salvoconducto para llegar al aeropuerto y volar a Ecuador bajo el argumento que su país “tiene la obligación” de detenerlo y extraditarlo a Suecia.
En este primer aniversario hubo más retrocesos que avances en su caso: Suecia rechazó indagarlo desde la embajada ecuatoriana y en un principio el Reino Unido amenazó con suspender la inmunidad de la sede y arrestarlo.
La diplomacia le ganó a la fuerza luego que bloques como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Organización de Estados Americanos (OEA) apoyaran a Quito en su decisión soberana de otorgar asilo y exigieron a Londres que respete las convenciones internacionales.
Desde entonces los cancilleres de Ecuador, Ricardo Patiño, y del Reino Unido, William Hague, se reunieron en un par de oportunidades, la última esta semana, cuando acordaron conformar una comisión de juristas para que evalúe el caso.
Sin embargo esto no representa ninguna solución a corto plazo, y el propio Patiño señaló que Assange “es lo suficientemente fuerte para quedarse en la embajada cinco años más si es necesario”.
El refugio del ciberactivista es un departamento de cuatro ambientes en una planta baja, con una pequeña cocina y una ducha que hubo que instalar cuando solicitó asilo.
Su amigo, el cineasta Ken Loach, le regaló una cinta de correr, mientras que un pequeño grupo de asistentes lo ayuda con la provisión de comida y ropa limpia.
Afuera del edificio de la embajada hay una guardia constante de oficiales de la Policía Metropolitana con órdenes de arrestar al periodista, en un operativo que según informan diarios británicos ya costó unas seis millones de libras.
Pese a esta situación, todos los políticos, artistas y amigos que lo visitaron coincidieron en señalar que Assange está de buen ánimo.
Al propio ciberactivista se lo vio con fuerzas en las últimas semanas cuando denunció los “ataques vergonzosos” contra Bradley Manning, el soldado estadounidense que luego de tres años en prisión está siendo juzgado por filtrar información a Wikileaks.
También cuando apoyó a Edward Snowden, el ex técnico de la CIA que este mes reveló la existencia de un programa de espionaje estadounidense, al que le recomendó que vaya a América Latina que “en los últimos 10 años avanzó con respecto a los derechos humanos y tiene una larga tradición de conceder asilo».