La disfunción eréctil de origen psicógeno es más frecuente de lo que se cree, pocas veces se comenta, y raramente se trata salvo que haya pasado un tiempo. Siempre se piensa que es debido a la edad y lo cierto es que pacientes jóvenes entre 20 y 35 años experimentan esta patología sin saber bien el porqué.
En relación al estilo de vida actual, la causa más frecuente es la ansiedad de rendimiento y la mala educación sexual por experiencias traumáticas que tuvieron lugar en la infancia. Esto, sumado al estrés diario además de otros trastornos psiquiátricos sin tratar, pueden dar lugar a erecciones normales de tipo involuntario pero llegado el caso, algo falla.
La erección masculina es una función que tiene una gran complejidad debido a diversos factores ya que existen órdenes neurológicas que se transmiten a través de la médula espinal o mecanismos neurovasculares y estructurales que contribuyen a que suceda. Si no existe una etiología orgánica el diagnóstico nos lleva a reconducir al paciente para tratar el factor psicológico o neurobiológico relacionado con el control cerebral de la erección. Entre los diversos factores puede existir la diabetes, la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la obesidad y el uso de ciertos fármacos que contribuyen a que se desarrolle una disfunción eréctil. Si por el contrario no se encontraran ninguna respuesta patológica, tendríamos que pensar en los factores psíquicos que contribuyen a que se desarrolle esta disfunción; educación restrictiva, abusos sexuales, experiencias insatisfactorias, separación reciente, conflictos de pareja, ansiedad de rendimiento entre otros.
En un reciente estudio de la Universidad de Massachussets, llamado Massachussets Male Aging Study, se observó una asociación significativa entre la disfunción eréctil y los factores psicosociales como la depresión, la perspectiva negativa de la vida, el estrés emocional, el paro, la baja autoestima, los problemas afectivos con la pareja, el miedo al embarazo, la neurosis, la psicosis y creencias erróneas o tabúes culturales o religiosos. En casi todos los casos, los pacientes tenían un trastorno sexual ligado a un deseo sexual inhibido o una eyaculación prematura lo que se traducía siempre en una pérdida del deseo sexual por la pareja hasta llegar a la aversión. Es importante destacar que existen períodos de inactividad producidos por una enfermedad crónica que pueden hacer que el individuo tenga cierto reparo a reanudar una actividad sexual con otra persona. La culpabilidad, la traición y el temor de no ser aceptado puede hacer que exista una disfunción que solamente podría enmarcarse dentro del área psíquica. Cuando por ejemplo existe una disfunción sexual en la mujer, esta puede procurar sin querer la disfunción eréctil en el hombre ante la cantidad de problemas que le sugiere el sexo; conflictos familiares, ansiedad, pérdida de la autoestima, el desempleo, los problemas de los hijos, etc.
En el caso de parejas jóvenes u hombres que no alcanzan la treintena muchas veces existe un pasado complejo lleno de conflictos y por tanto de ansiedad que se relaciona con el acto sexual. Experiencias homosexuales no definidas y la inseguridad de la aceptación de la familia puede llevar al joven a no alcanzar una vida sexual plena. Los hombres heterosexuales que mantienen una disfunción eréctil a veces están cohibidos frente a mujeres de su misma edad bien por inseguridad, por la autoestima o por la ansiedad de rendimiento que les genera el fracaso.
En todos los casos expuestos y en líneas generales nunca hay que obviar los aspectos psíquicos detrás de cualquier disfunción eréctil. Siempre existen factores psicológicos que contribuyen a empeorar el problema y a veces a mantenerlo a pesar del control médico. Generalmente las disfunciones de origen psíquicos se presentan de forma brusca frente a las de origen orgánico. Es importante pedir ayuda a un psicoterapeuta y dentro de un clima de confianza identificar los problemas que estén desencadenando esta circunstancia ya que la disfunción eréctil de origen psicógeno no se cura salvo que sea tratada.