Investigadores españoles han analizado el efecto de la fructosa durante la gestación y han observado que su excesivo consumo daña la placenta y provoca estrés oxidativo en los fetos.
La fructosa utilizada por la industria alimentaria para edulcorar comidas procesadas, repostería industrial, helados, mermeladas, salsas, bebidas azucaradas entre otros condimentos, se relaciona desde hace años con la aparición de enfermedades con la obesidad y la diabetes que han ido en aumento.
El estudio realizado por científicos de la Universidad San Pablo CEU, determina que la ingesta elevada de esta forma de azúcar durante la gestación provoca importantes alteraciones en la placenta y por tanto en la salud de los fetos; un factor que aumenta el riesgo de padecer enfermedades metabólicas en la vida adulta. De todas estas variable que podrían afectar a la salud de la descendencia, la más influyente sea la alimentación de la madre.
En el trabajo se analizó el consumo materno de fructosa y si este modificaba el estado oxidativo en ratas gestantes y en sus fetos. Los datos arrojaron que las placentas gestantes expuestas a la fructosa presentaban estrés oxidativo y una menor cantida de hemooxigenasa; un potente antioxidante que puede prevenir de la aparición de complicaciones gestacionales como puede ser la preeclampsia, la prematuridad y otros problemas que presentan los niños recién nacidos.
Lo curioso es que sin embargo, el consumo de bebidas azucaradas con fructosa no está desaconsejado en el embarazo, incluso cuando existen numerosos artículos que revelan cómo la ingesta de fructosa induce una situación de estrés oxidativo.
El trabajo que firma Carlos Bocos, uno de los autores del mismo, llamado Molecular Nutrition & Food Research dice que “el propósito es concienciar a la sociedad, en general, y a las mujeres embarazadas, en particular, para que disminuyan el contenido de fructosa en su dieta mediante un consumo preferente de comidas y bebidas de origen natural, frente al de comidas procesadas y refrescos que contienen HFCS*”.
Los efectos negativos del consumo de fructosa se pueden evitar bajando el consumo o eliminándolo definitivamente, y la salud tanto del feto como de la madre mejoraría ostensiblemente y no acarrearía problemas en la edad adulta.
*(Siglas en inglés de sirope de maíz rico en fructosa)