Una historia contada por Xavier Gens
Después de la Gran Guerra (1914-18), un oficial irlandés llega hasta un islote perdido de la Antártida intentando huir de la civilización. Una vez allí no encuentra al científico a quien debía reemplazar; en su lugar, hay un farero aparentemente chiflado.
Los dos hombres encerrados en el faro tienen que defenderse cada noche de los asaltos de unas criaturas violáceas marinas, que tienen la piel fría y plagada de venillas que se traslucen. Son dos personajes totalmente distintos: la cultura humanista de uno choca con el pragmatismo del otro. Hasta que una sirena con ojos opalescentes rompe su beligerante solidaridad
El realizador francés Xavier Gens (“Frontière(s)”, “The Divide”, “The ABCs of Death”, especialista en películas de horror) ha dirigido la adaptación de la novela del mismo título del escritor y antropólogo catalán Albert Sánchez Piñol -un auténtico fenómeno literario del género publicado en 2003, que ha sido traducido a 37 lenguas-, con un reparto encabezado por Ray Stevenson (“Divergente”), David Oakes (“Los Borgia”) y Aura Garrido (“Stockholm”, “El Ministerio del Tiempo”), en el personaje de “la mascota”, una criatura escalofriante y atractiva a la vez.
Como los grandes autores de lo que a finales del siglo XIX se llamaban “novelas de anticipación”, esta historia ahora trasladada a la pantalla grande mezcla aventura, suspense y fantasía, para indagar en las relaciones humanas y sus contradicciones, “oponiendo civilización y barbarie, razón y pasión, luces y oscuridad” y poniendo al descubierto un asunto de rabiosa actualidad: el miedo al otro, que es la más peligrosa de las amenazas en estos tiempos en que la xenofobia y el racismo se vuelven a abrir camino en una Europa decididamente vieja en sus planteamientos, donde el miedo a lo desconocido, los prejuicios y la falta comunicación propician la violencia.
Formalmente, “La piel fría”, que guarda enorme parentesco con los relatos de H.P. Lovecraft, es una obra singular, lo que los franceses llaman “un huis clos”, una historia que sucede en un interior cerrado, en este caso angustioso, con una fotografía para amantes de paisajes marinos desolados.