El cofundador de DiEM25 Yanis Varoufakis abordó la crisis en Catalunya en una visita a Barcelona, en la que propuso las líneas generales para resolver el conflicto en el marco de una Europa democrática, una propuesta que será ahora debatida y desarrollada por todos los miembros del movimiento con el objetivo de hacer una propuesta política paneuropea.
Para Yanis Varoufakis, la respuesta de la Unión Europea a la crisis en Catalunya ha sido hipócrita (puesto que de hecho sí ha intervenido en los “asuntos internos” de países como Grecia, Irlanda, Italia, etc.) y lógicamente incoherente (al atrincherarse en la afirmación de que es una unión de estados, pues ello precisamente incentiva la creación de un estado catalán).
Además, la UE ha sido responsable de avivar el descontento que ha derivado en la actual crisis en Catalunya, a través de las medidas de austeridad que ha impuesto, así como los grandes rescates bancarios. Ha llegado el momento de europeizar la solución a un problema que es europeo tanto por su naturaleza como por sus causas.
El marco ideal que propone Varoufakis para que cualquier gobierno regional que desee el apoyo de la UE para organizar un referéndum de independencia jurídicamente vinculante, debería cumplir con las siguientes condiciones:
- En primer lugar, las elecciones regionales deberían de ser ganadas con la mayoría absoluta de los votantes por un partido (o una coalición de partidos) que proponga la celebración de dicho referéndum en su programa.
- Cualquier referéndum posterior debería celebrarse, en coordinación con la UE, como muy pronto un año después de esas elecciones, para que pueda producirse un debate sosegado.
Para que la UE apruebe el referéndum y que el nuevo estado que pudiera surgir permanezca dentro de la Unión, la constitución del nuevo estado debe:
- Garantizar la libertad de circulación entre el nuevo estado y el resto de la Unión Europea, incluido, por supuesto, el “antiguo” estado.
- Ofrecer a sus ciudadanos el derecho (no la imposición) a la ciudadanía del nuevo estado, permitir elegir la del “antiguo” estado y/o la ciudadanía europea – que en ningún caso podrá ser comprometida.
- Trabajar en colaboración con las autoridades europeas para al menos mantener el mismo nivel de transferencias fiscales para con el resto del país. Lo anterior, en forma de inversión que sea canalizada, en adelante bajo la supervisión de las instituciones europeas (incluido el Banco Europeo de Inversiones, y su filial, el Fondo de Inversión Europea), a las regiones más pobres del anterior estado.
- Trabajar junto a las autoridades europeas para eliminar cualquier superávit o déficit comercial respecto al anterior estado, así como con otros estados miembros de la UE.
Estos puntos abrirán ahora un debate en una Europa en el que nadie tiene derecho a prohibir a los ciudadanos de una región europea a aspirar a crear su propio estado. Al mismo tiempo, ninguna región puede aspirar a crear un estado y, al mismo tiempo, formar parte de una Unión Europea realmente democrática sin precisamente respetar los principios básicos de una UE realmente democrática, informa un comunicado de DiEM25.