Extraña amalgama la que Martin Campbell (excelente realizador en “CasinoRoyal” y “Goldeneye”) hace en su última película, “El extranjero” (The Foreigner), un thriller en el que la venganza es la que va moviendo las piezas de la vida de dos hombres.
Estos hombre son Liam Hennessy (Pierce Brosnan, “El mañana nunca muere”, “El escritor”), en el personaje de un antiguo miembro del Ejército Republicano Irlandés (IRA) y ahora viceprimer ministro de Irlanda del Norte, perseguido a base de ingenios que explotan por un “IRA auténtico” que seguramente no es más que un invento para arreglar cuentas pendientes; y el propietario de un restaurante londinense al que su empleada llama Quan y los demás personajes “el chino” (Jackie Chan, “Hora punta”, “Atrapa a un ladrón”) quien, pese a que el tiempo ha hecho su trabajo en la cara y el cuerpo del especialista en artes marciales de Hong Kong, emprende con notable éxito una misión de venganza por el asesinato, en una explosión con motivaciones políticas, de la única hija que le queda (tras perder a otras dos, y a su mujer, en una travesía suicida en algo parecido a una patera, evocación que de paso hace referencia al muy actual y muy doloroso asunto también de los riesgos de la emigración clandestina).
Mientras busca a los responsables del asesinato de su hija, y va dejando una ristra de cadáveres y personajes maltrechos por el camino, Quan (por su nombre completo se diría que es más vietnamita que chino), busca la complicidad, un tanto forzada, del viceprimer ministro irlandés, también interesado en encontrar a los autores de la masacre y también acuciado por su pasado y con un presente nada cómodo.
Extraña amalgama, decía al comenzar esta reseña, que hace pensar que estamos ante una película “de hombres”, que no convence del todo y que es suma de otras dos difícilmente conciliables, que atraviesan la pantalla en paralelo.
El personaje de Chan es el de un solitario de pasado borrascoso y ahora vengador, mientras que Brosnan es el macho dominante que viene de la guerrilla y vive del compromiso, una vez convertido a la realpolitik.