En enero de 1972, Aretha Franklin actuó durante dos días dando un concierto de góspel en la Iglesia Bautista Misionera New Temple de Watts, en Los Ángeles, grabando el que sería su álbum más vendido: «Amazing Grace».
En 1972, Aretha Franklin –«la hija del Reverendo Franklin»– era ya una figura de la música, especialmente del blues, cuando decidió regresar por una vez a sus raíces religiosas para la grabación de este álbum, monumento del góspel, en el que estuvo acompañada por su maestro, el reverendo James Cleveland, el Coro Comunitario del sureste de California, una banda y un centenar de feligreses.
De ese concierto debía salir también una película realizada por Sidney Pollack, pero las veinte horas de material filmado terminaron en una bóveda sin clasificar y durante cuarenta años ha sido «un tesoro musical perdido». Antes de morir de un cáncer de páncreas, Pollack expresó el deseo de que se recuperaran aquellas grabaciones y se completara la película.
En 2008, el productor musical Alan Elliot rescató el material y, usando la tecnología del momento, logró sincronizar la imagen con la pista de sonido, sacando a la luz la grabación en directo del disco más vendido (dos millones de copias) de la historia del góspel.
En 2011, Elliot organizó una proyección privada de lo que se había convertido en un documental de 90 minutos; cuando Aretha Franklin se enteró le puso una querella, reclamándole una cantidad cercana a los cinco millones de dólares. En 2013 apareció un contrato, firmado en 1978 por Aretha Franklin con las compañías Atlantic y Warner, por el que les cedía todos los derechos sobre todas las secuencias de la película. Dos años más tarde, cuando Elliot y sus socios se disponían a presentar la película en el Festival de Telluride, el abogado de Aretha consiguió que un tribunal anulara el proyecto.
Después Aretha Fraklin enfermó y Elliot aparcó el proyecto, por respeto a la diva, quien finalmente falleció en agosto de 2018, a los 76 años. Elliot organizó entonces una proyección, a la que asistieron medio centenar de miembros de la familia Franklin que, emocionados, aplaudieron al finalizar. Una sobrina de la cantante ha sido quien finalmente ha negociado con Alan Elliot: ambos consideran que «han llegado a un final feliz».
Y así es como por fin podemos ver «Amazing Grace», el documental histórico, de un valor excepcional, que nos muestra a la mejor Aretha en uno de sus mejores momentos.
Vestida de blanco y sentada al piano, ofrece interpretaciones magistrales de «Wholy Holy», «What a friend we have in jesus» o «Never grow old», cantos religiosos afroamericanos, y muchas otras piezas del gospel más tradicional que nadie ha cantado nunca como ella, en un concierto celebrado como una ceremonia góspel tradicional, intensa y vibrante.