Adentrarse en la Imprenta Municipal de Madrid es retrotraerse cientos de años en la historia de las artes gráficas, hacer un viaje en el tiempo hacia el pasado, conocer un mundo que desaparece arramblado por las nuevas tecnologías, pero un tiempo en el que se produjo uno de los avances más importantes en la Historia de la Humanidad, desde que el orfebre alemán Johannes Gutenberg inventara, hacia el año 1440, la prensa de la imprenta con tipos móviles, algo que no habían conseguido los chinos, también muy avanzados en ese terreno.
La Imprenta Municipal – Artes del Libro ofrece al visitante diverso material ligado a la historia de la imprenta a través del tiempo, así como al libro y a las diferentes artes asociadas. En sus instalaciones conserva una serie de objetos y bienes culturales relacionados con las artes gráficas de los últimos 200 años, anteriores a la entrada del sistema de imprimir offset en el mundo de la imprenta.
Esta institución tiene sus orígenes en la conocida como Imprenta del Asilo de San Bernardino, “que fue creada en 1853 para formar profesionalmente a sus acogidos y hacer trabajos de impresión para el Ayuntamiento de Madrid”. Este lugar era conocido como asilo de profesionales, donde se crearon talleres de oficios. Todo ello, en un Madrid amurallado, una ciudad donde se controlaba todo lo que entraba y salía, un Madrid donde el 90 % de la población era analfabeta, y donde había tantos indigentes como personas censadas. De ahí la importancia de los llamados escribientes y cajistas de imprenta, seres privilegiados al saber leer y escribir, y por tanto ser útiles tanto para la Administración municipal como para la sociedad de aquel tiempo.
Después de pasar por diferentes lugares, como fue la conocida Casa de la Panadería o el Palacio de Cisneros, la imprenta recaló por fin en la calle Concepción Jerónima, en un edificio proyectado y construido entre 1931 y 1933 por Javier Ferrero Llusía y Luis Bellido.
Entre la colección de materiales que alberga hoy en día esta Imprenta Municipal se encuentran piezas de gran valor tanto histórico como artístico relacionadas con el mundo de las artes gráficas, oficio que a partir del siglo XIX tuvo un gran avance en Europa, debido principalmente a dos hechos: por un lado, el crecimiento de lectores y la demanda de libros, diarios y revistas, y por otro los avances experimentados por las técnicas metalúrgicas dedicadas a la fabricación de máquinas de imprimir, destacando especialmente las salidas de la fábrica Heidelberg alemana, que llevan su nombre.
Entre los espacios que el visitante puede encontrar en este museo de la historia del arte de componer e imprimir están los relativos a la imprenta manual, imprenta mecánica, encuadernación, o técnicas de ilustración. Se trata de un viaje en el tiempo, que arranca en la Baja Edad Media hasta llegar a las últimas décadas del pasado siglo, en el que las nuevas tecnologías en el arte de escribir e imprimir acabaron imponiéndose, como era lógico, por otra parte.
Este lugar ofrece al visitante “una zona de exposición permanente de carácter divulgativo sobre las artes gráficas y su historia, así como otros espacios destinados a profundizar más en temas concretos mediante muestras temporales”. Junto a ello existe igualmente un aula de actividades, sala de actos, biblioteca y centro de documentación a disposición del público.