¿Acaso matar al padre no puede ser un acto de liberacion?
El parricidio ha sido en el arte y la literatura más frecuente de lo supuesto. El caso de esta joven noble italiana Beatrice Cenci, en la Roma posrenacentista, fue un escandalo y tambien un grito de venganza y salvacion.
La opera de Alberto Ginastera, que se estreno en la Opera del Rhin de Estrasburgo, marca esa ambivalencia entre el horror y la libertad, entre la subestimacion y la dignidad, entre el abuso de poder y la defensa, entre la manipulacion y la afirmacion de la identidad.
Georgina Ginastera, hija del compositor y conocedora de la obra musical de su padre comenta: “Es la opera más difícil de mi padre, desde el punto de vista musical es la más compleja. Mi padre amaba la Opera. Podemos ver que en todas sus operas se repiten, en diferente sentido, algunos temas: el amor, el sexo, la politica y la muerte. Su primer opera: Bomarzo significo, entre muchas otras cosas, un encuentro con el Renacimiento y en Beatriz Cenci revive esa atmosfera, ademas de conocer la obra de Stendhal y Shelley, Marat-Sade de Peter Weis, y el teatro de la crueldad con su lider Artaud. Creo, ademas, que esta opera de mi padre tiene mucha actualidad, ya que Beatriz Cenci representa a la mujer con sus luchas y sus derechos».
La hija del compositor nos comentó que su padre trabajaba de manera muy racional y luego liberaba las emociones, esta opera fue difícil para él en su composición y la invite a viajar a Washington para que lo ayudara.
Sin duda, aquel episodio histórico era escabroso pero el músico sobrepasa el escándalo para dejarnos ver el tema de la opresión, del abuso de poder y la violencia, temas de gran actualidad.
El conflicto apasionó a muchos artistas, escritores y músicos: Las Crónicas italianas de Stendhal, Los Cenci de Percy B. Shelley, Alejandro Dumas en Crimenes Celebres, Les Cenci de Artaud, la tragedia de Alfred Nobel, y la obra teatral de Alberto Moravia, la opera de Alberto Ginastera, con textos de W. Shand y Alberto Girri, la opera canadiense Beatriz Chanci de Georges Elliott y James Rolfe, las pinturas de Guido Reni y la escultura de G. Hosmer, sin contar la filmografia realizada. Estos artistas crearon sus obras a partir de la historia de los Cenci.
Sin duda, Beatriz significa el símbolo de la libertad, emblema del enfrentamiento de los sometidos a la autoridad, símbolo también de la dignidad de la mujer y del coraje para reaccionar frente a los atropellos de su padre, pero también toma alto nivel de arte, ya que Beatriz inspira obras literarias, pictóricas y musicales. Fue además, tema de una extraña leyenda que aun hoy circula: junto al lugar donde fue ejecutada, su figura decapitada aparece en las inmediaciones. Fantasma del horror, la venganza y la liberacion.
En esta version en la bella Opera del Rhin, su director artístico, el argentino Mariano Pensotti, nos expresó que el arte ocupa una lugar central. En su versión, el conde Cenci, que viola a su hija, es coleccionista de arte de obras que manda hacer sobre Beatriz, en una verdadera obsesión. La puesta, partiendo de la música de Ginastera, compuesta en 1971, hace referencias estéticas a esa época en America Latina. La mansión es también un museo, con las estéticas hiperrealistas y cinematográficas de ese estilo latinoamericano, como así ráfagas del expresionismo del artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamin y del muralista mexicano Siqueiros.
La naturaleza profanada, la belleza de lo horrible parece a través de la acción dramática. En la versión de Pensotti, Beatriz es una persona discapacitada fisicamente, en un paralelismo con la famosa pintora Frida Kahlo, lo que aumenta la tensión entre hija y padre y el combate que toma lugar en el cuerpo de Beatriz. La sensación de opresión es acompañada por un decorado y vestimentas que evocan los años 70, realizados por Mariana Tirantte. Es una ópera más teatral que operística, con textos y arias filosóficas escritas por el poeta Aberto Girri. La música de Ginastera aborda lo bitonal, politonal y hasta lo dodecafónico, agudiza los cromatismos y exige una alta tensión como bien lo expresara el director musical Marko Letonja. El coro conducido con intensidad por el maestro Alessandro Zuppardo es parte esencial de la tragedia.
El primer acto se resuelve como una secuencia cinematográfica que pasa de situación en situación a través de la plataforma giratoria y los diversos escenarios del palacio. La gran fiesta a la que convoca el Conde, muestra a través de un film la muerte de sus dos hijos, exacerbando la crueldad de Cenci. En el Acto II, el Conde encierra a su familia en el Castillo Petrella, que en esta versión es un depósito donde cuelgan fragmentos de cuerpos, en una instalación del artista Adrian Villar Rojas, en medio de esa fragmentación visual, Beatriz recompone su dignidad y toma coraje para enfrentar y matar a su padre.
Destaca la labor del elenco, una Beatriz interpretada por la soprano mexicana Leticia de Atamirano con lirismo y pasion, igual fuerza interpretativa asume el baritono Gezim Myshketa en el rol del cruel Conde, secundados por Ezgi Kutiu en el papel de Lucrecia Cenci y Josy Santos como Bernardo Cenci.
Ginastera fue un visionario, un innovador de la opera, y en Beatriz Cenci nos muestra su complejidad musical y su profundidad para abordar los temas universales del hombre.
La Opera Nacional del Rhin de Estrasburgo ha presentado esta obra poco conocida en Europa en relación al Festival Arsmondo, este año dedicado a Argentina, según expresara la directora general de la Opera, Eva Kleinitz, estrechando los lazos culturales que unen a Argentina y Francia. Este festival pluridisciplinario contempla, además del evento operístico, conferencias, exposiciones de arte, proyecciones cinematográficas, ballet, presentaciones de tango, conciertos musicales y homenajes a intelectuales y artistas argentinos, un modelo de producción cultural y artística, que celebramos.
Los eventos se celebrarán entre el 15 de marzo al 17 de mayo.