El Ejército de Brasil actuará de acuerdo a la Constitución para garantizar la estabilidad, aseguró su comandante general en momentos en que el Congreso evalúa un pedido de destitución contra la presidenta Dilma Rousseff, que ella califica como un intento de golpe, informa Ándes.
Lula da Silva recibe una camiseta de la campaña «No al golpe»
«Cualquier actitud nuestra será absolutamente respaldada por lo establecido en los dispositivos legales, desde la Constitución hasta las leyes complementarias, y siempre condicionada al accionar de uno de los Poderes de la República», dijo el general Eduardo Vilas Boas, en el programa «Comandante Responde» difundido esta semana en un canal de YouTube.
Vilas Boas citó el artículo 142 de la Constitución, que asegura que las Fuerzas Armadas operan bajo la autoridad suprema del presidente: «Vamos a contribuir al mantenimiento de la estabilidad», para que las instituciones busquen una salida a esta crisis «económica, política, ética y moral», subrayó.
Rousseff, quien en 2014 fue reelegida para un segundo mandato, enfrenta protestas en las últimas semanas que exigen su renuncia, en medio de un escándalo de corrupción en la estatal Petrobras que ha salpicado a empresarios y políticos, varios miembros de su Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) y a su mentor y antecesor Luiz Inacio Lula da Silva.
El caso ha golpeado aún más a un país afectado por una recesión económica, mientras una comisión de la Cámara de Diputados evalúa un pedido para destituir a Rousseff por supuestamente haber maquillado las cuentas públicas, que sus defensores consideran como un pretexto para deponerla.
Rousseff ha advertido que cualquier tentativa de desalojarla del poder al margen de las urnas sería «un golpe de Estado».
«No estoy comparando el golpe con los golpes militares del pasado, pero sería una ruptura del orden democrático en Brasil», dijo la mandataria a diarios internacionales.
Con 22 años, durante la dictadura militar en Brasil (1964-1985), Rousseff fue condenada a prisión por pertenecer a un grupo armado clandestino que se oponía al régimen.
En las protestas opositoras, algunos pocos manifestantes piden incluso una intervención militar.
«El Ejército es una institución del Estado y en los momentos de crisis, las instituciones sólidas se vuelven referencia para la sociedad y a ella miran y aguardan actitudes que señalen cómo salir de la crisis», explicó Vilas Boas.
A diferencia de otros países del Cono Sur que también sufrieron dictaduras militares en los años 70 y 80, Brasil no ha condenado a exagentes debido a una ley de amnistía de 1979.
AFP/ar