Ser niño y atravesar por un diagnóstico que habla del cáncer no es fácil. Quizá en ese sentido sepamos que son los grandes héroes de los hospitales. Esas pequeñas personitas que saben que la vida se acaba cuando no ha hecho más que empezar.
Hoy 15 de febrero se celebra el día internacional contra el cáncer infantil.
Las cifras son buenas pero hay otras demoledoras. Muchos sobreviven pero otros aún no. El camino es duro; el cambio es muy importante; la familia se queda de una pieza. Detrás de ellos están sus padres; sus hermanos; su entorno; su colegio; una vida que han dejado postpuesta porque en un segundo eso que llamaban horario escolar ha pasado a ser horario hospitalario.
Un diagnóstico traumático y esperanzador; una contradicción en la que navegan a diario miles de niños que son diagnosticados sin prever las consecuencias. Oncopediatría; cáncer; quimioterapia; y otras palabras que empiezan a entrar en la nueva lección que ampara la esperanza como primera materia. Pero, ¿cómo están tratados los niños? La Federación Española de Padres de niños con cáncer ha conseguido recientemente que puedan estar acompañados durante 24 horas en las unidades de cuidados intensivos pero ¿qué hay de los adolescentes? No existen unidades de oncología específicas y siempre son abordados como adultos.
«La quimio jugando, se pasa volando»
Adecuar un espacio oportuno para su edad y permitir que sean tratados con la edad que tiene hace que también, los pacientes que los rodean compartan sus mismas inquietudes que no son otras que las de salir de todo ello. Actualmente las unidades de oncohematología pediátrica derivan al adolescente cuando cumple 14 años a unidades de adultos. Allí el panorama no es muy halagüeño y sobre todo es un cambio importante. No hay actividades lúdicas, educativas, esas que en otro tiempo hacían que el hospital fuera una casa.
Crecer rápido, perder la infancia y arrebatar la inocencia de un niño sucede cuando en menos de un mes comparten experiencias demoledoras con adultos que tienen menos esperanza y poca fuerza en los primeros estadios del cáncer. La posibilidad de morir, de verse sometidos a tratamientos durante meses y de estar junto a personas que están mal o peor que ellos les hace crecer de golpe, perder el tren de la vida; esa que los de su edad pierden por el botellón o por cosas sin importancia a diario.
La Fundación Juegaterapia ha impulsado una campaña para vivir y sobrevivir. Bajo el amparo de los acordes de Gloria Gaynor, I will survive (Sobreviviré), el video trata de concienciar a la sociedad de la importancia del juego en los niños enfermos de cáncer. Energía, optimismo, un himno que puede ser cantado cada vez que sueñen con su futuro; porque ese será su futuro. Uno lleno de esperanza porque ellos, van a sobrevivir. ¡Claro que sí!
Aunque la tasa de supervivencia es muy alta; cerca de un 80 %, hay mucho por hacer aún. Cada año se diagnostican 1.400 nuevos casos de cáncer infantil en España. ¡Vais a sobrevivir! ¡Vamos a sobrevivir!
Vamos a hacer todo lo posible, ¿nos acompañas*?