Carlos E. Paldao, galardonado educador y estudioso argentino de proyección internacional, especializado en tecnologías informativas avanzadas aplicadas a los procesos educativos, fue incorporado como miembro numerario a la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE).
Paldao, quien ocupa el cargo de bibliotecario interino en la Junta Directiva de la ANLE y el de editor general de la Revista de la Academia (RANLE), ha desarrollado una larga carrera como especialista en organismos como UNESCO, Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Mundial, y durante más de 30 años en la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), con sede en Washington D.C., cuyos sucesivos secretarios generales lo designaron enviado especial dentro y fuera de la región en misiones especiales tanto de naturaleza política como socioeducativa.
El discurso de recepción de Paldao, titulado “La inmensidad de lo diminuto en la narrativa hispanoamericana”, le fue contestado por el director de la ANLE, Gerardo Piña-Rosales con unas “Reflexiones sobre la ficción breve”. La presentación del nuevo académico estuvo a cargo del secretario general Jorge Ignacio Covarrubias, secundado por Porfirio Rodríguez, miembro correspondiente. Otro miembro de la institución, Patricia López-Gay, pronunció las palabras de bienvenida al acto, que se celebró en el Centro Rey Juan Carlos I de la New York University el viernes 14 de febrero.
Carlos E. Paldao, coeditor junto con Laura Pollastri del libro Entre el ojo y la letra. El microrrelato hispanoamericano actual, que publicará la ANLE dentro de pocas semanas, ofreció al público, según dijo, su “perspectiva del universo inmenso que se abre a partir de estas diminutas piezas de micronarrativa y que apelan a enormes universos posibles”. Y agregó: “El microrrelato, que empezó a transitar su sendero a partir de mediados del siglo pasado, entró en nuestro actual siglo con paso firme, y en el mundo hispano hoy se lo lee, se lo escribe y se lo estudia con entusiasmo porque, desde cualquier ángulo que se lo mire, en él resplandece el gozo de la creación como una de las más auténticas ocasiones de disfrute que podemos tener quienes hacemos nuestro el mundo de la lengua y de las letras”.
Al término del discurso del nuevo académico, Piña-Rosales lo saludó aclarando que eso de bienvenida era un decir, “porque Paldao hace ya tiempo que viene colaborando con nuestra institución. Todo lo que yo pueda decir de su labor, de su dedicación de sus innumerables iniciativas es poco. Baste como botón de muestra mencionar su labor al frente de la Revista de la Academia Norteamericana, la RANLE, cuyo próximo número, el quinto, aparecerá muy pronto. La revista se ha convertido en poco menos de año y pico en una de las publicaciones más sobresalientes y elogiadas de aquende y allende el océano”.
“Mi querido Carlos –terminó diciendo el director de la ANLE–, me siento profundamente feliz de darte la bienvenida a la ANLE. Sólo espero que esto sea solo el comienzo de una aventura, no breve como un microcuento, sino larga y mirífica como una novela de caballerías”. A continuación, Carlos E. Paldao recibió el diploma de numerario de la ANLE y la medalla de la institución. Desde ese momento, Paldao es también miembro correspondiente de la Real Academia Española.
La segunda parte del acto estuvo a cargo del Dúo De la Riva Guarín, compuesto por la soprano Angélica de la Riva, de origen brasileño-cubano, que debutó hace cuatro años en el Carnegie Hall y recientemente en China, y está considerada entre las mejores cantantes de su generación tanto de ópera como de música de cámara, y por el guitarrista colombiano Nilko Andreas Guarín, primer premio en la competencia al Artista Internacional en Nueva York, reconocido como uno de los principales guitarristas clásicos en la actualidad.
Angélica de la Riva y Nilko Andreas interpretaron piezas del cancionero español y argentino. El dúo presentó canciones antiguas españolas armonizadas por García Lorca. Nilko Andreas interpretó “Recuerdos de la Alhambra”, de Francisco Tárrega, consiguiendo, gracias a su límpido y rumoroso trémolo, evocar las mágicas fuentes y surtidores del palacio granadino.
La música española dejó luego su lugar a “Flores argentinas”, del argentino Carlos Guastavino, autor de la popularísima “Se equivocó la paloma”, y “Suite de La Plata”, del compositor argentino contemporáneo Máximo Diego Pujol. Y en un homenaje juguetón al acerbo musical rioplatense, el dúo interpretó “Tango en Skai”, del tunecino-francés Roland Dyens.