CRÓNICAS ALEMANAS
Ante los muchos bandazos que están dando los políticos catalanes durante los últimos meses, deberían tener sumo cuidado de no jugar con los intereses económicos alemanes, ya que les puede acabar resultando muy negativo. Porque en un país como Alemania, donde la estabilidad y el orden son señas de identidad, contemplar la desastrosa situación social y económica en la que se ha convertido la Comunidad Autónoma de Cataluña, donde ellos tienen instaladas cientos de empresas, y por tanto muchos intereses, la cosa sienta bastante mal, al ser algo que no va con ellos.
Si los políticos catalanes no saben lo que significa realpolitick en alemán, deberían saber que viene a ser algo así como la política de la realidad, basada en intereses prácticos y acciones concretas. Y no hay que olvidar que sus intereses se llaman cientos, miles de millones de euros que generan las empresas germanas en tierras catalanas en estos momentos, pero que, llegado el caso, podían seguir haciéndolo en otros lugares o bien de España o de otros países de la Unión Europea…
Varios son los avisos que empiezan a darse en este sentido, y saber leer entre líneas es una de las obligaciones del periodista a la hora de informar, pero al parecer algunos políticos catalanes, lanzados de hoz y coz al independentismo, no tienen en cuenta ese gran dicho inglés que aconseja que “antes de hablar hay que conectar el cerebro con la boca”. Por lo que estamos viendo y oyendo, también pudiera ser debido a que, o bien el primero es más bien de escasas dimensiones, o la segunda demasiado larga en ocasiones…
Sea como fuere, un aviso ya llegó de tierras germanas el pasado día 18 del presente mes de octubre de 2017 por boca de su ministro de Asuntos Exteriores en funciones, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, urgiendo al gobierno de la Generalitat a aclarar si respetaba la Constitución española. “El pueblo y la economía de Cataluña están inquietos y cada día que persiste la falta de claridad aumenta la inquietud y la situación se hace más difícil”, manifestó, según una nota enviada a los medios de comunicación. Es por ello que el jefe de la diplomacia alemana urgiera que “se debe buscar una solución en el marco de la ley”.
Otro aviso para navegantes lo tenemos en las palabras del presidente de la empresa de Seat, Luca de Meo, que el 24 de octubre dirigía una carta a los 14 500 trabajadores de la empresa en la que les comunicaba que no tenía intención de mover la sede social, de Cataluña. Pero, eso sí, era “por el momento”, dejando la puerta abierta a tomar otras medidas en el futuro, pues un cambio de sede “estaría motivada por la búsqueda de protección jurídica…”, la cual tendría sentido en el momento en que ésta no se diera en el territorio donde están ubicados. Y esa protección terminaría en el momento en que Cataluña se independizase de España y por lo tanto, y según la normativa comunitaria, dejase de pertenecer automáticamente a la Unión Europea.
Convendría no olvidar que Seat pertenece al Grupo Volkswagen que, además de la marca española, abarca en su seno a otras como Audi, Skoda, Bentley, Bugatti, Lamborghini, Porsche, Ducati, Scania y Mann. Es decir, que es uno de los mayores fabricantes de automóviles a nivel mundial, por lo que tiene factorías en diferentes partes del mundo, y que la llamada “deslocalización” ya no hace falta inventarla…
Cualquier iniciado en temas laborales sabe que por cada puesto de trabajo directo en una factoría de automóviles se generan cuatro o cinco puestos indirectos, ya que la mayoría de las piezas se fabrican en empresas auxiliares de la zona. Eso quiere decir, que en el hipotético pero no imposible caso de que el Grupo Volkswagen decidiese trasladar la factoría de Seat a otra zona, estaríamos hablando de entre 60 000 ó 70 000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos, asunto nada baladí, y al que los políticos responsables catalanes no parecen darle importancia. Porque eso de ser anticapitalista puede quedar muy bien a la hora de las florituras filosóficas de las manifestaciones, pero a la hora de la verdad hay que comer todos los días…
Y no sería la primera vez que una empresa de automóviles se marchase de un país. Ahí tenemos el ejemplo del fabricante de automóviles Ford, que hace pocos años cerró su planta de producción de Genk, al este de Bélgica para traérsela a Valencia. Unos 4300 trabajadores se quedaron en la calle, y en opinión de los sindicatos aquello significó “una amarga píldora para el conjunto de la región”… ¿Se imaginan cómo sería la “píldora” en el hipotético caso de que Volkswagen optase por algo parecido?
Hay un tercer dato que pone sobre la mesa la preocupación de la sociedad alemana con respecto a lo que pueda pasar en el futuro inmediato y político de Cataluña, que lógicamente va a influir sobre sus empresas situadas en esta Comunidad Autónoma. Este último ha pasado desapercibido para la ciudadanía española, si bien el gobierno catalán debería saber con quién se juega los cuartos en cuanto a economía se refiere, y prestar atención a lo que dice la prensa alemana al respecto.
En este sentido, con fecha 14 de octubre el semanario alemán Der Spiegel se hacía eco en sus páginas de la situación y deseos de independentismo en Cataluña, y no precisamente para echar flores, sino más bien para todo lo contrario. Hay que decir que Der Spiegel es un semanario muy serio que acaba de cumplir 60 años informando puntualmente a la sociedad germana de lo que ocurre dentro y fuera del país. Con una tirada por encima del millón de ejemplares, el de mayor tirada de Europa, su opinión es tenida muy en cuenta por su seriedad, frente al diario sensacionalista Bild Zeitung, que con una tirada por encima de los tres millones y medio de ejemplares trata los temas más a la ligera, como cualquier tabloide que se precie.
Y Der Spiegel decía varias cosas en sus páginas con respecto a Cataluña y su deriva independentista. Por ejemplo, un artículo de opinión titulado Viva la secesión, firmado por Jakob Augstein, comenzaba diciendo cosas como que “Los catalanes no tienen muchos amigos en Alemania en este momento. Caso nadie entiende por qué se quieren separar de España…”. Más adelante afirma el periodista que en el caos del continente pueden venir los temas independentistas de otros lugares como el País Vasco, Bélgica, Córcega, norte de Italia, sur del Tirol…
En otro artículo titulado El ambiente se tuerce, el semanario preguntaba: “Cataluña: ¿Ha declarado el presidente Puigdemont la independencia? Partidarios y detractores están desconcertados. Ahora tendremos probablemente nuevas elecciones…”.
Esta es la opinión del Der Spiegel, (El Espejo, en español) un semanario alemán al que los políticos catalanes, sobre todo los independentistas, deberían prestar un poco de atención, pues a corto o medio plazo pueden acabar viendo reflejada su figura y la de sus empresas, muchas de las cuales son precisamente alemanas.