El Gobierno de la Generalitat anuncia nuevos recortes para los últimos meses de 2013 para completar “el ahorro” de cerca de 2.500 que exige el 1’56% de déficit. Y con los presupuestos de 2014, que se empezarán a tramitar este otoño, todavía vendrán más recortes. Pero siendo importante, el déficit no es -ni de lejos- el gran problema de a dónde va nuestro dinero. La deuda pública de la Generalitat se traga cada vez más el dinero que tendría que ir a parar a sanidad, educación, salarios del trabajador público, trabajadores precarios.
Cada día el Gobierno catalán paga 5,8 millones de euros solamente en intereses, que suman un total de 2.140 millones para 2013. Y la deuda no es sólo intereses, es también amortizaciones, de manera que el total de dinero que pagaremos a los bancos este año, mediante el Presupuesto catalán, será más de 16.000 millones (más de 40 millones diarios). ¡Y la partida para becas- comedor, según el informe sobre malnutrición infantil del Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo catalán) es de 34 millones!
Además, la deuda -a pesar de todo lo que pagamos- no deja de crecer: En 2006 era de 14.800 millones, en 2011 de 41.778 millones, en 2012 subió a 50.948 millones y se prevé que acabe este 2013 en los 65.000 millones. ¡Sube la deuda y suben todavía más los intereses! El 2009 pagábamos 797 millones, el año pasado 1.743 y ahora 2.140. Y así año tras año, como Grecia ahora o en América Latina hace tiempo, te lo van quitando todo y cada vez estás peor.
¡Así pues, los banqueros se quedan con nuestro dinero! Sí, y también los que “han sido rescatados” con dinero público. ¡Basta ya de todo esto!: es un robo a la clase trabajadora. También queremos decidir el destino de nuestro dinero: para nosotros lo primero es la atención de nuestras necesidades: la educación y la sanidad, los salarios de los trabajadores públicos, la atención a los abuelos y los servicios sociales… No tiene que haber ningún recorte. Los próximos presupuestos de la Generalitat no deben ser aprobados. ¡Hace falta un frente de las organizaciones políticas de izquierda, de los sindicatos, de las asociaciones y de los diversos movimientos para pararlos!
¡Mas ya empieza a aguar el compromiso de consulta para 2014!
Mas -a pesar de las tibias rectificaciones posteriores- declaró que si “el estado español impide con todos los medios legales” la consulta, no hará la consulta e intentará acabar la legislatura, y en 2016 ¡ya veremos! Pero ¿alguien duda de que Rajoy intentará impedir por todos los medios la consulta?
Siempre hemos dicho que para la burguesía catalana, primero son sus negocios como burguesía y después -si queda espacio- el ser catalana. Para CiU, referente de la patronal catalana, los derechos nacionales han sido una moneda de cambio al servicio de sus intereses. Empezó la patronal de Fomento poniendo en entredicho el “proceso soberanista”, siguió Unión Democrática de Catalunya y las declaraciones de Duran-Lleida, ahora quien ya no lo ve tan claro es el propio presidente Artur Mas.
El derecho a la autodeterminación, el derecho de Catalunya a decidir libremente la relación que mantiene con otros pueblos y estados, está expresamente negado por la Constitución borbónica, que dice -blanco sobre negro- que se basa “en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles” (art. 2). No habrá un acuerdo con el estado porque no está dispuesto a renunciar a un territorio que genera el 20% del PIB y porque sería un precedente para otros pueblos que podrían seguir el mismo camino. La ruptura con una Monarquía heredera del franquismo es imprescindible tanto para el pueblo catalán como para el resto de los pueblos del estado español. ¡Basta ya de dilaciones: hay que exigir fecha para el referéndum! ¡República Catalana! Una República que esté al lado de la gente trabajadora, con un Gobierno que rompa con el capitalismo y con la Unión Europea.
La ruptura de Cataluña con el estado monárquico será un paso adelante para todos los pueblos del estado. La soberanía de Cataluña no es incompatible con la búsqueda de la más amplia unidad entre los trabajadores/as y los pueblos. Esta unidad la buscamos como internacionalistas. No hay unión entre trabajadores/as que no se fundamente en la libertad de los pueblos. Hay que romper con el estado monárquico para poder rehacer la relación entre pueblos y naciones, en términos de igualdad y solidaridad, que nosotros deseamos lo más amplia posible: primero con los de habla catalana si así lo deciden y más tarde, con los otros pueblos y naciones de la Península y de Europa. Queremos una República Catalana y defendemos que libremente establezca relaciones con otros pueblos y naciones en una Federación de Repúblicas Socialistas.
Luis Carlos Gómez Pintado “Luca”
Lucha Internacionalista