La candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, Hillary Clinton, consiguió parar los ataques de un Donald Trump que midió sus embestidas sin dejar de ser él mismo. Los momentos más tensos del primer debate presidencial entre ambos se produjeron cuando los candidatos hablaron sobre empleo, terrorismo y cuestiones raciales, escribe Esperanza Balaguer en «vez»[1]
Mientras que Clinton se aferró a sus años de experiencia política como primera dama y secretaria de estado, Trump hizo gala de sus éxitos empresariales. La candidata demócrata resistió los golpes de su rival y salió victoriosa en los principales bloques temáticos. Esa es la conclusión de la cita que arrojaron los principales medios estadounidenses, incluida la cadena Fox News, que tradicionalmente apoya al candidato republicano.
En el enfrentamiento por el modelo económico Clinton acusó a su rival de apostar por las prácticas que trajeron la crisis económica de 2008 y Trump le echó en cara no haber hecho nada durante todos los años que ha estado en política: «Donald cree que el cambio climático es una mentira de los chinos», le espetó la candidata demócrata. «Típico de los políticos. Todo palabras. Nada de acción. Dice mucho, luego no hará nada», dijo Trump
En cuanto al terrorismo, Clinton presentó un plan contra el ISIS del que sólo dijo que trabajará para acabar con su presencia en Irak en un año. Asimismo, defendió la colaboración de EEUU con los países extranjeros, incluidos los musulmanes, para la lucha contra el terrorismo y el intercambio de información. Trump acusó a los demócratas de crear el conflicto con la invasión de Irak y mostrarse a favor de la OTAN, pero también de que los aliados paguen la protección que les ofrece EEUU.