La entrada de la parte más conservadora y ñoña de la cúpula empresarial cordobesa en la campaña a favor del PP ratifica el pie del que cojean
En la campaña de las primeras elecciones autonómicas andaluzas, la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) publicó unos anuncios en los que alertaban del peligro que suponían aquellos jóvenes socialistas que parecían moderados pero que, a su juicio, no lo eran tanto, y, que mire usted por donde, terminaron trayendo la modernidad a España.
No era un posicionamiento en defensa de sus intereses, cuestión legítima por otra parte, era una campaña contra el PSOE, sin tapujos ni medias tintas.
Ahora, para las generales del 26-J, parte del empresariado organizado cordobés ha hecho lo mismo pero de una manera más sibilina. En vez de atacar al PSOE, promocionan al PP. También sin tapujos ni medias tintas.
En esta ocasión, en vez de contraponer las manifestaciones de Felipe González y Alfonso Guerra o de afirmar que se fingían moderados, la famosa imagen del gusano que salía de la manzana, se dedican a montar jornadas y otros actos que bajo la apariencia de convocatorias empresariales son descarados actos de campaña del PP.
Aquí va el relato de lo que llevamos de campaña:
-7 de junio: el portavoz del PP en el Senado, José Manuel Barreiro, se reúne con el presidente de la Confederación de Empresarios de Córdoba (CECO), Antonio Díaz, que le presta la sede y su logotipo para fotografiarse.
-12 de junio: tres cuartos de lo mismo de lo mismo del presidente de la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, con el eurodiputado del PP Esteban González Pons.
-14 de junio: Ignacio Fernández de Mesa, en versión presidente de la Asociación Agraria Jóvenes Empresarios (ASAJA), le da cuartelillo en su sede a la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina.
Hasta ahí lo pasado. El remate es que este lunes, CECO ha convocado un acto electoral del PP, y no ya sin tapujos ni medias tintas, sino con descaro.
La patronal de patronales ha convocado a su base a una “cita en la que tendremos la oportunidad de conocer de primera mano las propuestas del Partido Popular en materia fiscal para los próximos años” de la boca del ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro.
Para menos sutileza, y de manera nada sibilina, CECO ha cambiado el color negro de su papelería por el azul, aunque no me atrevería a asegurar que es “azul PP”, pero por ahí va el tono y la intención. Y, ya se sabe, la intención es lo que vale.
Podrán decir que se reúnen con todos partidos que lo solicitan, lo que no deja de ser verdad, pero ni a todos le tratan con la misma liturgia de embadurnar como actos empresariales lo que son actos de la campaña electoral. La mención que hacen en la invitación de que se trata de atender «como viene siendo habitual en cada convocatoria electoral, las peticiones que se nos hacen llegar desde las distintas formaciones políticas» es una clamorosa excusatio non petita, acusatio manifesta. Una cosa es reunirse, y otra muy distinta ser un elemento activo y dirigido del proceso que nos lleva a las urnas el próximo domingo. A las pruebas me remito. Miren, por ejemplo, como lo hace la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA). Notarán la diferencia.