Cuba aún falla en resolver su crisis energética, que causa constantes y prolongados cortes de electricidad, afectando diariamente a miles de familias y, de forma transversal, a cada sector de la economía, mientras la transición energética que impulsa el gobierno hacia fuentes renovables de energía por ahora no alivia el problema, informa Dariel Pradas (IPS) desde La Habana.
«La situación hoy es grave, es muy difícil. Hay largas horas de apagones y dificultades para rotar los circuitos, lo que tiene consecuencias muy complicadas para la población, ya que estar en apagón le complica mucho la vida», reconoció Alfredo López Valdés, director de la estatal Unión Eléctrica (UNE), en el programa televisivo Mesa Redonda, el 21 de mayo.
La crisis prosigue a las puertas del verano, cuando las temperaturas superan los 35 grados Celsius, después de que este mayo ya se alcanzaron esos niveles. Ello aumenta el uso de ventiladores y equipos de climatización, en un país en que gran parte de los 3,9 millones de hogares también dependen de la electricidad para la cocción de alimentos.
Asimismo, en junio comienza la temporada de huracanes en el Atlántico y el clima tiende a presentar vientos fuertes y eventos meteorológicos extremos que alcanzan a este país insular del Caribe y agudizan las afectaciones en las ya deprimidas redes eléctricas.
En las últimas semanas, para una demanda máxima nacional que suele rondar los 3500 megavatios (Mw) a día, el déficit ha llegado a superar los 1500 megavatios, lo que significa que más del cuarenta por ciento del servicio total del país ha estado interrumpido en cada jornada, según reportes de la UNE.
Para paliar estos «vacíos» eléctricos, el gobierno programa e informa semanalmente a la población de los cortes que ocurrirán, pero la distribución es asimétrica, sobre todo entre La Habana y el resto de las quince provincias que integran esta nación insular caribeña, donde situación es mucho peor, a veces con unas pocas horas de suministro eléctrico a diario.
Asimismo, suelen ocurrir cortes de electricidad imprevistos, por averías en el sistema electroenergético nacional que depende, en gran medida, del funcionamiento de dieciséis unidades termoeléctricas -cinco de ellas actualmente detenidas-, distribuidas en siete centrales, que necesitan frecuente mantenimiento a falta de una reparación capital.
López explicó que esos trabajos de mantenimiento incluyen la sustitución de piezas esenciales y diversos procesos de soldadura y ensamblaje, los cuales se han intensificado para agosto, el mes más caluroso del verano y cuando la demanda energética se dispara.
Ante la incapacidad del Estado de abastecer la demanda del país, disímiles soluciones han surgido desde la población: negocios y viviendas que encuentran su autosuficiencia mediante generadores eléctricos que funcionan con diésel o gasolina, o paneles solares y otras fuentes renovables de energía como la biomasa, en el caso de zonas rurales.
Sin embargo, los generadores eléctricos suelen costar en el sector no estatal o informal, entre 200 y 1000 dólares aproximadamente, según su capacidad.
Además, en los mercados minoristas de la comercializadora estatal Copextel, un módulo básico de paneles solares, de generación de un kilovatio, cuesta 2551 MLC, la moneda libremente convertible, que es virtual y cuyo valor de referencia es el dólar.
De acuerdo a la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei), el salario medio en Cuba es de 5839 pesos, unos 48,7 dólares, según la tasa de cambio oficial de 120 pesos por un dólar.
«Quisiera comprar una planta (eléctrica), pero son demasiado caras. Por si fuera poco, la gasolina está perdida en la calle. Lo que tengo es uno de esos ventiladores con un pequeño panel solar, que me sirve para cargar el móvil», dijo a IPS Carlos Rodríguez, residente en La Habana.
Historia entre apagones
Desde 2020, la isla soporta grandes dificultades para cubrir con sus plantas productoras la demanda interna de electricidad.
La inestabilidad del sistema electroenergético ha alcanzado tal punto que, en los últimos ocho meses, se han sufrido cuatro cortes eléctricos generales que ha dejado sin luz, durante días, a todo el país y a su población de 9,7 millones de personas.
La última gran crisis energética ocurrió a principios de la década del 2000, que condujo al gobierno a importar 72.420 grupos electrógenos entre 2004 y 2020, para cubrir los picos de máxima demanda.
En su intervención televisiva, López, el director de la UNE refirió que, durante ese periodo, se instalaron 2000 megavatios en generación distribuida, lo que permitió mejorar la cobertura energética en todo el país, optimizar la distribución y aumentar la resiliencia ante fenómenos naturales y eventos de apagones.
La situación pudo estabilizarse poco a poco, hasta que la empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) se retiró en 2016 de la operación conjunta en la refinería de la provincia central de Cienfuegos y redujo el suministro de petróleo a la isla, lo que dejó a Cuba sin capacidad monetaria de costear la importación de ese combustible a los precios del mercado internacional.
En 2021, cuando empezaron a fallar las plantas termoeléctricas por sus viejas tecnologías y la falta de mantenimientos capitales, regresaron los apagones programados.
Según la Onei, en ese año, solo quedaban activos 1527 grupos electrógenos motogeneradores, insuficientes para cubrir el déficit existente y el aumento del consumo del sector residencial por su importación masiva de equipos de refrigeración y motos eléctricas.
Transición energética
El gobierno ha apostado por acelerar la transición energética con la instalación de parques fotovoltaicos en múltiples territorios del país, con 55 de estos durante 2025, –cuya capacidad total será de 1115 megavatios–, de 92 previstos hasta 2028 –que aportarían una potencia de más de 2000 megavatios al sistema.
Al cierre de abril, se tenían 544 Mw de potencia instalada, lo que significa «2,5 horas menos de apagón para la población», explicó López.
«Cuba requiere cinco millones de toneladas anuales de combustible para la generación eléctrica. Cuando logremos que 10 por ciento provenga de energía solar, estaremos ahorrando 500.000 toneladas de combustible», agregó.
Esa cifra representaría aproximadamente un ahorro de 300 millones de dólares anuales, precisó.
El objetivo del gobierno es que, en un plazo de tres años, 60 por ciento de la electricidad en Cuba provenga de generación térmica, y entre 12 y 14 por ciento, del gas, por lo que más del 70 por ciento se generaría a partir de combustibles producidos en el país. Para 2030, se aspira a que 24 por ciento proceda de fuentes renovables.
Asimismo, con el decreto ley 110, publicado el 26 de noviembre de 2024, las autoridades tomaron medidas para «incentivar» esa transición energética.
La norma obliga a que los actores económicos estatales y privados, y otras formas de gestión «altas consumidoras de portadores energéticos», abastezcan con inversiones propias en paneles solares, la mitad de su consumo eléctrico en horario diurno.
El proyecto Patio El Triunfo, ubicado en el municipio capitalino de Regla, es un negocio privado que se autoabastece de fuentes renovables de energía, con una generación de 10 kilovatios por paneles solares, y de 0,5 kilovatios a partir de un aerogenerador.
Esa potencia cubre el consumo de cuatro negocios –entre ellos, un taller de mecánica de automóviles– arrendados en las instalaciones del proyecto.
«Cómo plantearán a todas las empresas la forma de pago de esos paneles. Eso es lo más difícil», dijo a IPS Néstor Pérez, el subdirector de esta iniciativa, respecto a ese decreto ley 110.
La forma de pago establecida por el gobierno, obligatoriamente en divisas, es otro desafío que, como el déficit eléctrico, se hace transversal para toda solución a los problemas en Cuba.