Luis de Luis[1
Ya desde el comienzo, mientras, inadvertido y desavisado, el público va entrando se ve “acosado” y “acomodado” por regidores que no rigen, ayudantes que no ayudan y operarios que no operan… todo un presagio de lo que está por venir.
Y lo que viene es un banquete; un opíparo, suculento y sabroso festín teatral en el que David Ottone ejerce de chef, maestresala y gran sumiller para contar las (des) venturas de una compañía amateur que brinda , sazonada con kilómetros de buena intención, ante su público la farsa policiaca “Asesinato en la Mansión Haversham” , una comedia de reglamento, un éxito seguro que cuenta, como es de rigor, con personajes apasionados, sangre, una lógica enrevesada, un casoplón gótico, unos usos victorianos y muerte, mucha muerte, aviesa, traviesa y deliberada.
Y hasta ahí bien, pero a partir de ahí mejor, mucho mejor porque lo que en realidad habla esta apabullante y esmerada producción bendecida por Broadway y West End es de los implacables y veraces efectos de la ley de Murphy y de lo que ocurre cuando embiste a la realidad y se la pasa de pitón a pitón sin clemencia o piedad.
Y claro el público asiste desvencijado de risa, descuajeringado a carcajadas, a la comprobación insistente de esa gran verdad que es que “todo lo que tiene que salir mal, saldrá” mientras contemplan entre lágrimas a un excepcional cuadro de actores y actrices ( imposible destacar a ninguno tanta alta es la entrega y calidad de cada interpretación) condenados a doblarse y desdoblarse intentando mantener, con disciplina militar, la coherencia y la impasibilidad, como flemáticos busters e impasibles keatons redivivos, mientras, a su alrededor, luces, cámaras y acción hacen la guerra por su cuenta en una cabalgata de golpes, caídas, apagones, empujones y desgracias varias.
Así, entre dislates y paradojas transcurre esta esmeradísima y exigente función que es un auténtico reto, una riguroso tour de force , una verdadera piedra de toque que todos los profesionales que en ella participan honran para provocar en todas y cada una de la miradas que les contemplan el más valioso y excepcional llanto.
De risa y a raudales, claro está.
- Luis de Luis es crítico teatral
Ficha artística
- Reparto
Chris: Héctor Carballo
Robert: Carlos de Austria
Sandra: Carla Postigo
Dennis: Alejandro Vera
Annie: Noelia Marlo
Trevor: César Camino
Max: David Ávila
Jonathan: Felipe Ansola
Swing: Paula G. Lara, Ángel Saavedra y Avelino Piedad - Director versión original: Mark Bell
- Director versión española: Sean Turner
- Director asociado: David Ottone
- Escrito por Henry Lewis, Jonathan Sayer and Henry Shields
- Adaptador de La Función que sale Mal Zenón Recalde
- Diseño de Escenografía: Nigel Hook
- Iluminación: Ric Mountjoy
- Vestuario: Roberto Surace
- Diseño de Sonido: Andy Johnson
- Fotografía: Helen Murray