De Francia a Grecia: el fracaso estrepitoso de la Europa neoliberal

Los resultados muy diversos según los países en estas elecciones europeas ponen de manifiesto globalmente el rotundo fracaso de la Europa neoliberal, y de las políticas nacionales de austeridad que han favorecido la perdida de soberanía del Estado Nación en beneficio de las Multinacionales y del traslado de competencias a una Europa tecnocrática, sin cohesión social, ni política, ni fiscal, ni económica.

Los ejemplos de Francia y de Grecia son muy significativos, sobre ese voto sanción contra el poder de “Bruselas”. En un caso, Francia, la extrema derecha llega en cabeza. En el otro, Grecia, es la extrema izquierda quien se impone, en un país arruinado por las finanzas internacionales. Esperemos que para invertir la tendencia en Francia no tengamos que llegar a una situación economicamente tan catastrófica como la que han vivido los griegos.

En Francia con una abstención del 56,8 % del cuerpo electoral, la anunciada “victoria” de la extrema derecha del Frente Nacional constituye un seismo político para los partidos mayoritarios que nos han llevado durante largos años a este callejón sin salida de una Europa gobernada por el capital financiero internacional y a un proyecto de Constitución Europea, que los franceses rechazaron en democrático referendum en 2005.

El Parlamento en cambio hizo caso omiso de ese voto, prosiguiendo su ciega política económica, dirigida a favorecer el dumping social y el abaratamiento del “costo” del trabajo, mientras que el “costo” del capital sigue siendo cada vez mayor y los beneficios de la economía se van a los paraisos fiscales en total impunidad, sin ser reinvertidos en la economía real.

Los partidos mayoritarios en Francia, PS, UDI y UMP, que conocian de antemano los sondeos indicando las tendencias anunciadas del voto y de la abstención, han hecho todo lo posible para escamotear la campaña electoral europea y el debate sano y democrático. Sin duda esperaban que una todavía mayor abstención permitiera minimizar el progreso importante de esa extrema derecha, por un lado diabolizada, y por otro aceptada ya en el patio de los grandes, de los que tienen acceso a los grandes medios informativos de esta sociedad del espectáculo.

Marine Le Pen, líder del Frente Nacional de la derecha en Francia

Es la primera vez en la historia de la Quinta República en Francia, que la extrema derecha llega en cabeza en una elección nacional de tal importancia. Un símbolo que no hay que minimizar. Aún si la elección del Parlamento europeo no tiene incidencia directa en cada país, sus consecuencias serán evidentes, en el seno de los partidos y en las tensiones entre los países miembros.

En Francia el voto en esta elección europea, es en primer lugar un voto sanción, de los abstencionistas y de los que acudieron a las urnas, contra la política del actual poder socialista, contra el abandono por Francois Hollande de las medidas que anunció en su programa electoral, al declarar “el mundo de las finanzas, es nuestro enemigo”. En segundo lugar la UMP, privada de su lider Nicolas Sarkozy que les condujo a la derrota, se encuentra al borde de la ruptura, entre un ala que se sentiría bien aliándose con el Frente Nacional, y otra que reivindica su tradición republicana y antifascista. El resultado electoral de este domingo (Frente Nacional 25 %, UMP 20,3 %, PS 14,7 %, UDI centristas 10 %, Front de Gauche 6,6 %, Ecologistas 8,7 %, Nouvelle Donne 3 %) hunde todavía mas a la UMP en sus contradicciones, y coloca al gobierno socialista al borde del abismo.

No podemos decir que “la victoria” de Marine Le Pen, que prepara ya sus tropas para el momento decisivo de las presidenciales de 2017, sea una sorpresa para nadie. Los que no compartimos la xenofobia y la demagogia “anti inmigración” del Frente Nacional, ni sus simplistas propuestas económicas, esperábamos sin embargo que la izquierda no socialista y ciudadana alcanzara un mejor resultado. Pues el problema, de dificil solución, es que los argumentos lepenistas, designando al “inmigrante” como el enemigo público número uno y causa de todos los males, han tenido mayor eco en una franja de la población, que la mucho más razonable demanda de una Europa social y democrática, que dé marcha atrás en todos los errores cometidos, protegiendo su moneda única de la especulación, y dando a sus ciudadanos un digno nivel de vida.

La extrema derecha, hay que decirlo, progresa en Francia, con posiciones soberanistas, de defensa del Estado Nación, renegando, al menos públicamente, de su pasado fascista y con una demagógica mezcla de argumentos sociales y nacionales, la prioridad nacional, contra el poder tecnocrático, contra el Euro o moneda única, contra la austeridad, o amalgamando delincuencia e inmigración.

La acumulación de expedientes de regulación de empleo, el fracaso de la lucha contra el desempleo, la discriminatoria política fiscal del poder socialista, y la negación del poder político nacional frente al diktat financiero de las multinacionales -el caso Alstom, gigante del transporte ferroviario, es en Francia un nuevo ejemplo-, han facilitado el anunciado progreso del Frente nacional. Si esa ciega política económica prosigue sin sacar las consecuencias de su evidente fracaso, iremos evidentemente hacia nuevas explosiones electorales y sociales.

La diversidad política y social expresada en los resultados del domingo 25 de mayo, en los 28 países de la Unión Europea, muestran la complejidad e imposibilidad de esa construcción europea que los neoliberales en el poder han querido forzar e imponer de forma antidemocrática, jugando a aprendices de brujo con la “diabolización” del Frente Nacional y de la extrema derecha en Europa. Estas elecciones prueban que una Europa democrática y en paz, no será posible sin cohesión social, fiscal y económica, Lo que resulta imposible con 28 países en su seno.

Los debates se anuncian en todo caso agitados en el futuro y variopinto parlamento europeo.

Julio Feo Zarandieta
Periodista profesional en Francia desde 1976. He trabajado durante 35 años como periodista (Responsable de edición y critico de cine) en el servicio en castellano de Radio Francia Internacional. Pero también como corresponsal en Paris de diversos diarios y semanarios españoles y critico en Cine Classics (canal plus). Jubilado desde el 2013, escribo ahora en Periodistas en español y en Aquí Madrid. Miembro del Sindicato Francés de la critica de cine y de Fipresci, he cubierto numerosos festivales de cine internacionales, muy especialmente Cannes y San Sebastián. Militante antifranquista en los años sesenta, resido en Francia desde 1974, fecha en que me acordaron el asilo político. Hoy en día tengo la doble nacionalidad hispano francesa.

1 COMENTARIO

  1. «Estrepitosa derrota» y «neoliberal» son dos conceptos que no coinciden con la realidad de las elecciones. Y entrecomillar «Bruselas» es la cereza de la torta; o sea, más deseos que capacidad de análisis.

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