Desde Mérida (Yucatán) ha llegado a Madrid la compañía Arpa Mérida para representar durante dos días no consecutivos De produndis, de Óscar Wilde.
Si pensamos que han sido como mínimo 24 horas de vuelo (y otras tantas a la vuelta), esto es muy difícil de entender; y si a ello añadimos que la última representación se dio durante la disputa de la Final de Brasil, evento para el que hasta los confesionarios echaron el cierre, ya resulta heroico aunque una, desde su sentido práctico, siga sin entenderlo, pero allá voy:
De profundis alude ya desde su mismo título (tomado del Salmo 130 de David, que también inspiró a Baudelaire) a las tinieblas profundas en que se hallaba sumergido su cuerpo, pero sobre todo su alma, durante los dos años que cumplió condena en la cárcel de Reading después de un vergonzoso proceso en que Oscar Wilde, muerto tan sólo con 46 años, perdiera honra, hacienda y familia, pues en adelante su mujer le prohibiría ver a sus dos hijos. Óscar Wilde había sido acusado de sodomía. Era el año 1897, en Escocia.
De Profundis es, sin duda, el texto más íntimo de Oscar Wilde (1854-1900). Es una larga carta dirigida a su amante Lord Alfred Douglas, y en ella revela la parte más viva y más honda no sólo de su clara inteligencia sino también de su compleja personalidad, sus contradicciones más dolorosas y queridas. Resulta que Alfred Douglas, causante de su estado, no ha ido a verlo nunca y ésa es sólo una muestra de su mezquindad, de la cicatería que ha regido su relación toda con Óscar Wilde. Porque si éste era generoso y noble hasta darlo todo, el otro era miserable y desagradecido; y si éste necesitaba cultivar la imaginación, el otro sólo la gula y la avaricia.
Reprocha al amigo que haya publicado cosas suyas sin su permiso, por lo que seguramente con De profundis vaya a hacer lo mismo y es gracias a su deslealtad como ha llegado hasta nosotros; la historia es así y también está llena de contradicciones que permiten seguir adelante.
Por todo eso, la carta resulta tan bella como triste y conmovedora, a la vez que irritante, reflexiva y espiritual. Porque a pesar de la confrontación de sentimientos, el autor redacta cada palabra con la esperanza de recibir respuesta, cualquiera que ésta fuera, del principal responsable de su estancia en prisión.
Es una llamada de auxilio, un grito de dolor en contra de la insensibilidad del mundo todo. Un texto que surge desde el desaliento y la degradación. No se puede perdonar a sí mismo, tan noble, el haber caído tan bajo, tanto como no puede perdonar al otro, el causante, pero está deseando darle una lección (de amor, de nobleza, de generosidad) a ver si todavía le redime. Un ser abyecto, declara, y no se resigna a que haya pasado por su vida sin aprender nada que le haga mejor y más noble.
Es el espíritu pigmaliónico que no abandona a Óscar. Le faltan dos meses para cumplir condena y sueña la libertad de volver a verlo, de encontrase con él en otro aniquilante encuentro. Porque Óscar Wilde, durante su relación, abandonó la literatura y es lo último que se puede perdonar; él, que con otros de sus amigos se reunía para crear, fue a escoger a éste. Así es. Y el autor de Un marido ideal y de La importancia de llamarse Ernesto se vio abocado a un a relación improductiva con el consiguiente abandono de lo que a él más importaba cultivar: la imaginación.
¿Cómo pudo enamorarse de un ser que nada tiene que ver con él? La respuesta viene sola y está en la misma pregunta. Y es en ese momento cuando todos somos Óscar Wilde: Fastidia que te abandonen, más aún que se rían de ti, pero si encima se ríen de tu dinero, ya te subes por las paredes. Es lo que le pasó a Óscar Wilde, un espíritu noble que nunca imaginó verse así. Por eso es tan fácil comprender su estado de ánimo y es de admirar su valentía al declararlo. Y por eso, de toda la carta, es esta bajada a los infiernos de lo práctico lo más interesante y actual, sobre todo si tenemos en cuenta la epístola íntima que fue en su día De profundis.
Pues bien, esta obra magistral que es De Profundis, esta obra teatral basada en la larga carta escrita por Oscar Wilde, está protagonizada y representada, también magistralmente, con una dicción clara y una gran sobriedad expresiva, por el veterano actor mexicano Francico Sobero Garavito ‘Tanicho’, quien durante una hora revivió ante nosotros la agonía espiritual y física de un ser noble y genial reducido a prisión, cercano ya a la muerte, «por no haber sabido elegir a sus enemigos». Él, que daba tan buenos consejos escribiendo, luego no sabía elegir. Y el que sí, que tire la primera piedra.
- «De Profundis», de Óscar Wilde (1897)
- Actor: Francisco Sobero Garavito ‘Tanicho’
- Compañía: Arpa Mérida (con el apoyo de La Conaculta y Fonca)
- Director: Jahir Zapata
- Escenografía, traje a rayas, andamiaje: Arpa Mérida y Plot Point
- Productor: Rubio Ortiz
- Duración: 60 minutos.
- Género: Drama.
- Lugar: ArtEspacio PLOT POINT, Calle Ercilla, 29 – Metro Embajadores.Fecha: domingo 13 de julio a las 21.00
¡Muchísimas gracias, querida Nunci de León, por acompañarnos en la función del pasado 13 de julio! ¡Estamos muy agradecidos del artículo publicado en este sitio digital! ¡Gracias!
Muchas gracias a Nunci de León, desde Mérida.