Una comedia de Cesc Gay y un corto surrealista abrieron el telón de Différent 6, el otro cine español del 14 al 21 de junio en París
“Différent” l’autre cinéma espagnol (Diferente, el otro cine español) es un festival de cine español en París, que celebra en estos días de junio su sexta edición y que merece bien su apelación, pues está organizado con pasión y empecinamiento por la asociación Gnolas, “Espagnolas en París” fundada por José María Riba, commo un guiño a aquellas españolas que Roberto Bodegas filmó en 1971, y cuya presidenta de honor es la actriz Laura del Sol.
Una operación de difusión y promoción de un cine español a menudo ause nte de las pantallas francesas, a la que se ha asociado el Instituto Cevantes de París, y que tiene por vez primera el apoyo publicitario de la compañia aerea Vueling.
Diferente porque durante ocho días en cinco salas de arte y ensayo de esta capital –entre ellos el Nuevo Latina, el majestic Passy y el Chaplin Saint Lambert-, se puede ver una variopinta selección de cine de autor español, un total de quince largometrajes, 26 invitados y para bien marcar la hispanidad unas tapitas y vino tinto al acabar la proyección y el debate con los cineastas, actores o productores que se han desplazado a París.
La apertura de Diférent 6 estuvo marcada por la proyección de “Una pistola en cada mano” del director catalán Cesc Gay, producida por su habitual complice Marta Esteban, que lleva acompañando su carrera desde “Krampack” trece años atrás. Por razones de calendario, esta escelente comedia, estrenada con gran éxito en España el pasado mes de diciembre, no estuvo presente este año en el festival de Cannes, sino que participó en la clausura del Festival de Roma.
Esta es la sexta película en la interesante filmografía de Cesc Gay, quien se dió a conocer en 1998 al codirigir “Hotel Room” con el argentino Daniel Gimelberg. Su ópera prima en solitario fue “Krampack”, seleccionada en 2000 en la Semana de la Crítica en el Festival de Cannes. Una deliciosa comedia sobre la iniciación a la sexualidad de dos adolescentes, que marcaba de forma muy clara el gusto de Cesc Gay por ese género que podriamos denominar comedia inteligente, con diálogos muy trabajados.
En 2003 triunfó Cesc Gay de nuevo con una comedia urbana “En la ciudad” que relataba las relaciones y confesiones sentimentales de seis treintañeros en Barcelona. A razón de una película cada tres años Cesc Gay ha proseguido su carrera con películas como “Ficció” y “VOS”, en 2006 y 2009, siempre en el género de la comedia de gran autenticidad, que oscila entre los romántico y lo caústico, con un juego de espejos entre realidad y ficción, y en ambas con un personaje de director de cine o de guionista que aparecen como una especie de alter ego del autor.
Si en “Krampack” y en “VOS” se trata de adaptaciones de obras teatrales, en “Ficcio”, como “En la ciudad””, o ahora en “Una pistola en cada mano” son en cambio guiones originales. Pero siempre construyendo guiones muy cinematográficos y realizados con gran economía de medios. Las películas de Cesc Gay oscilan entre dos influencias importantes que van de Eric Rhomer a Woody Allen.
Por la elaboración de los diálogos y su tono a menudo de cuento moral en el que el azar juega un papel primordial en las relaciones de pareja en nuestra sociedad actual, su cine nos hace pensar en el francés Rhomer. Su manera de abordar la comedia romántica con una pizca de cinismo y causticidad y su capacidad para construir personajes al borde de lo patético, le lleva en cambio hacia el norteamericano Woody Allen y hacia ese género cómico –como la comedia italiana de antaño- en donde sus protagonistas son capaces de reirse de si mismos.
“Con Una pistola en cada mano” vuelve Cesc Gay a la comedia urbana pero con ocho personajes masculinos cuarentones que se acercan ya de los cincuenta y que en contacto con cuatro personajes femeninos, nos libran sus reflexiones, sobre el balance de sus vidas sentimentales y familiares.
Un brillante reparto coral reúne a sus actores “fetiches” como Eduardo Fernandez y Javier Cámara con otros nuevos como Ricardo Darín, Leonard Sbaraglia, Luis Tosar, Eduardo Noriega, Alberto San Juan, y Jordi Molla. Todos ellos hombres perdidos en el siglo XXI, casados o descasados, en plena crisis de la cuarentena en una sociedad marcada por la crisis de la identidad masculina.
En esta época nuestra en que las mujeres toman en cierto modo su revancha sobre la sociedad patriarcal en la que nacieron, los personajes masculinos nos muestran sus deseos y sus miedos, su cobardía y sus secretos mas íntimos con claves de comedia que llevan de lo cómico a lo ridículo y lo patético.
Como decía Cesc Gay , “es una película sobre la vida sentimental de ocho hombres y de algunas mujeres”. De lo que hablan los hombres entre sí. Ellos tienen en este caso el peor papel al poner al desnudo sus dudas y debilidades. Ellas en cambio lo tienen mucho mas claro y son excelentes personajes femeninos a cargo de Leonor Watling, Candela Peña, Cayetana Guillén Cuervo y Clara Segura.
El guión está estructurado en diferentes sketchs en los que asistimos cada vez a un mano a mano entre dos personajes, en este relato coral sobre los juegos del amor y del azar, la fidelidad y el adulterio, la sexualidad, la familia, las relaciones laborales, en fin todas esas cosas que hacen nuestra auténtica vida cotidiana.
Por su excelente dirección de actores, todos brillantes, por la escritura de sus diálogos y la autenticidad de las situaciones filmadas, sus personajes escapan al estereotipo, y cada uno de ellos nos parecen de carne y hueso, repletos de contradicciones, y por eso creibles y entrañables.
Se vende perro que habla: 10 euros
Excelente también el cortometraje que fue proyectado en la misma sesión de apertura y que lleva por título «Se vende perro que habla: 10 euros». Un corto realizado en España por un prometedor director canadiense, Lewis Martin Soucy. Gran revelación en el Short corner films de Cannes y en el Festival de cortometrajes de Trouville.
¿Que haría usted su viera semejante anunció en una pared en la calle? Con sólo dos personajes y un perro hablador construye su autor un corto de ocho minutos, en el que es mejor no descubrir sus sorpresas. «El cortometraje – nos dijo su autor- es un género en si mismo, me gusta hacer cortos que tienen sólo una existencia como ideas mínimas, pero que funcionan y tienen su coherencia». Un cortometraje muy logrado y cuyo título muy surrealista esconde una brillante idéa realizada con gran economía de medios y repleta de humor.
Presentación de Différent 6
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