Los smartcigarrettes son los nuevos cigarrillos electrónicos que llegan para quedarse como fenómeno social. El llamado tabaco sin humo es la nueva adicción de los jóvenes y crece desmesuradamente porque bajo el lema, se fuma sin fumar, se generan adictos, toda una contradicción.
Bajo su lema de fumar sin llegar producir tabaquismo, los cigarrillos electrónicos son considerados por la Organización Mundial de la Salud, (OMS), y actualmente sí están generando una adicción aunque no han emitido expresamente ninguna recomendación porque no existe la suficiente evidencia científica que ampare los efectos adversos de estos productos.
Un estudio publicado en la revista médica The New England Journal of Medicine, alertaba de este nuevo sistema de dispensadores de nicotina dado que está generando una nueva epidemia de adictos que no controlan sus impulsos, tienen dependencia aún de estos pod mods, una especie de pinchos que se abarcan casi la mitad del mercado de los cigarrillos electrónicos. Diseño, color, atracción, un uso recargable que contiene de facto la misma cantidad de nicotina que un paquete de tabaco; una forma de fumar sin que se sepa.
Adultos que no han podido dejar el hábito del tabaco pueden mediante este sistema reducir el daño que siguen produciendo al organismo mediante este nuevo sistema electrónico. Lo cierto es que tampoco está regulado su consumo ni los impuestos, restricciones o etiquetado, con lo cual, la OMS, insta a que se solucione.
«La evidencia sugiere que los cigarrillos electrónicos pueden ayudar a esas personas a dejar de fumar y son alrededor de un 95 % menos dañinos. Sin embargo, todavía hay muchos conceptos erróneos sobre sus daños relativos, los daños del tabaco calentado», añade Norman Lamb, presidente del comité de Ciencia y Tecnología del Parlamento británico.
El marketing capta al joven a través del falso testimonio del tabaco que no hace daño. Los riesgos están ahí, el consumo también y lo que es peor, es que el aumento es exponencial con respecto al año anterior. Otra bomba adictiva de la que aún no se tienen suficientes datos aunque estemos hablando de la manipulación de menores de edad. Lo que es verdaderamente cierto es que son sustancias tóxicas que estos chicos inhalan que pueden provocar mutaciones por el daño que realizan al ADN; un riesgo potencial para tener cáncer cuando sean adultos.
Lo verdaderamente cierto es que bajo la opción sana de fumar tabaco calentado y no tener los daños expresos del mismo, la industria tabaquera está viendo un filón de nuevos adictos que captan en la más tierna adolescencia.
Normalizar el acto de fumar porque no se considera tabaco puede en unos años aumentar el riesgo de cáncer de pulmon ya que el comienzo de uso son los 12 años. La nicotina afecta al cerebro y por tanto a la salud del menor que será un adicto de por vida, según se evidencia en el estudio. Llegará un día en que prueben el tabaco y como el hábito está adquirido, serán consumidores sine die.