La comunidad romaní del distrito de Barbu Lautaru, el barrio más antiguo de la ciudad de Transilvania, (Rumanía), ha visto cómo el papa Francisco ha pedido perdón en nombre de los católicos por las manifestaciones de odio y discriminación que ha sufrido la etnia gitana a lo largo de la historia.
En la última etapa del viaje de tres días a esta región, el papa Francisco ha dado cuenta de la situación actual de la sociedad y de la indiferencia, las segregaciones y los maltratos que han tenido lugar a lo largo de tantos siglos y aunque añadía, «somos en el fondo cristianos, ni siquiera humanos, no dejamos de juzgar y prejuzgar y no vemos a la persona tampoco vemos sus acciones».
«Vengo a visitarles a sus casas porque llevo un peso en el corazón»,
ha comentado el Santo Padre.
De igual forma ha significado el gesto de la sociedad que da amor porque tiene la mano extendida y la mano que golpea, ante esta sociedad que no se ve de un hermano a otro. «Cada día hay que elegir entre Caín y Abel, ha señalado, y ante nosotros supone esto una encrucijada; una elección decisiva que determina cómo debe uno recorrer la vía de la reconciliación o de la venganza».
De esa forma ha pedido el perdón en nombre de la iglesia a la comunidad gitana rumana y sobre todo por haberles juzgado a lo largo de la historia. «Mirar de otra forma, crear distancias y sembrar odio han sido parte de los actos que ellos han sufrido de manera indiscriminada y les ha invitado a sumarse a todos los cristianos, elijan la vía de Jesús, a buscar la paz porque ningún mal resuelve otro mal, y ninguna venganza, ninguna injusticia», ha destacado.
Por último les ha animado como pueblo a compartir su etnia, sus costumbres y que nunca tengan miedo de ofrecer esas «notas particulares» como así los ha definido, que constituyen vuestro caminar, de las que tenemos, tanta necesidad; el valor de la vida, de la familia, la solidaridad, la hospitalidad, la ayuda, el apoyo y la defensa de los más débiles; señas todas de la identidad de la comunidad gitana que tanto ha valorado hoy el Papa.
«Ha llegado el tiempo de erradicar los prejuicios seculares, recíprocas desconfianzas que a menudo son las bases de la discriminación, del racismo y de la xenofobia», les dijo el papa
El mensaje dirigido a la comunidad romaní ha dado la vuelta al mundo porque eran palabras para todos los cristianos de tantos países que discriminan de igual forma a la población gitana.