Parece que fue ayer pero el tiempo pasa sin que podamos detenerlo. Recuerdo que hablamos una nochebuena; esas noches buenas en donde todo es paz y amor. Esos días felices en donde todas las personas tienen alguien con quien estar. Y recuerdo como si fuera ayer que tú me hablabas de lo duro de estar enganchado al oxígeno durante 16 horas al día. Estabas solo, tu hija no había llegado aún y tú decías que querías que pasaran esos días. Hoy me siento a relatar lo mismo; quizá porque siempre es lo mismo. La Navidad, la nochebuena, los regalos, la espera a que pasen estos días.
«Si lo hubiera sabido; si me hubiera creído lo que me advertían con el tabaco, quizá hoy estaría ejerciendo el periodismo aún; y mira, aquí estoy, postrado en una nochebuena en la cama esperando a levantarme un rato para escribir en mi blog». A pesar del oxígeno, de tus 16 años perdidos enganchado a una máquina, según decías tú, escribías y te esforzabas por levantarte cada mañana porque eras periodista; se es periodista siempre, añadías.
Enrique Meneses era un trozo de fotoperiodismo encarnado. Una trayectoria que plasmara en sus imágenes de Fidel Castro en Sierra Maestra o con Martin Luther King casualmente. Porque todo lo que tuvo que ver con su cámara se lo brindó la vida. Entonces sí existía el oficio; ese brillante y ejemplificante ascenso a todo porque entonces, todo era posible. Entrevistar a Kennedy o ver a Marilyn por los pasillos de un lugar de Hollywood.
Echamos de menos tus historias, tus cuentos; no de viejo como solías decir, sino historias de lo que fuera Magnum y los foteros de antaño; una magistral forma de ver lo que acontecía para luego plasmarlo y contarlo. Para ti la realidad era todo, y sin ella, el periodismo no existía. No procurabas nunca el flash ni tampoco eliminar la realidad de tus fotos porque eras un contador de historias; un cazador de artículo; un hombre que retrató lo irreparable.
Para ti el periodismo estaba en la calle; el oficio en la experiencia y la rúbrica en el conocimiento que era refrendado siempre por una foto porque, como bien decías; sin imagen no hay nada. Para ti la intuición formaba parte de tu ser y ser freelance te permitió ser tú. Enrique Meneses, has partido hace cinco años pero eres la historia viva del periodismo. No hay conflicto, personaje o situación que haya acontecido en el siglo XX de la que no hayas formado parte. Y eras todo en uno; un gran periodista y un fotógrafo vocacional.
Siempre decías que el papel iba a desaparecer; estamos en ello amigo. Ahora como sabes, el periodismo en casi todos los lugares es un copia-pega sin fuentes ni nada que se le parezca al periodismo de raza. Nos libramos unos cuantos; como nosotros, los compañeros de Periodistas en Español, que aún queremos hacer periodismo libre; ese que ya escasea. Cientos de miles de periodistas que se licencian pero cientos de miles que ni siquiera leen un diario al día; jóvenes que no sienten qué significa la información o qué puede ser noticia; no hay investigación; no vemos la foto por ningún sitio; ¿de qué periodismo estamos hablando entonces?
Fue en el siglo XX y ahora estamos en el año 18 del XXI, total ná. En tu último libro hablabas de lo mucho que querías a esta profesión; el mejor manual para los estudiantes que hoy apuestan por este oficio que no lo conoce ni la madre que lo parió. Lo sigo recomendando a mis alumnos porque en él viertes exactamente lo que eras tú y eso, no se enseña en un aula.
Tu libro se llamaba «Hasta aquí hemos llegado». Pues eso, lo mismo digo. Te echamos de menos Enrique. Descansarás en paz; de eso estoy segura, aunque como te dejen lápiz y papel y una Leica de las de entonces puede que la líes parda. ¡Ay, qué gran oficio este; sin duda el más interesante del mundo!
Hasta pronto, amigo.