María Terremoto llega por primera vez a la Catedral del Cante de las Minas de la Unión como un auténtico “terremoto”, a sentar plaza de jerezana del barrio de Santiago y de vástago más joven, jovencísima, de una estirpe de “Terremotos”, padre, abuelo y tía abuela.
Y para ello se mantuvo en clave de cantes de Jerez todo su recital, en músicas, letras y estilo, incluso en el vestir de un modo que ya es en ella seña de identidad. De negro, largo y mantón de Manila echado sobre su hombro izquierdo, que se resbala y se cae continuamente y venga a colocárselo otra vez.
Mucho tenemos reseñada últimamente a María. En la Fiesta de la Bulería 2017 en el espectáculo creado y dirigido por el guitarrista Pepe del Morao; en concierto triple con Carmen de la Jara en el Auditorio Nacional de Madrid. En entrevista a fondo con motivo de su actuación en la sala García Lorca de la Fundación Casa Patas a finales de noviembre 2017. Y aquí en la noche del domingo 5 de agosto.
Siempre consciente de quién es y de donde viene. Siempre ese chorro de voz poderoso y lleno de flamencura que se reafirma en los agudos. Ayeos, fraseos contundentes. Haciendo honor a su apellido artístico. Voz extraordinariamente madura para su edad, aplomo en el compás y jondura gitana. Pero, también se nota que es una voz en crecimiento, en matices, en sutilezas, en que es un instrumento de cuerdas y viento y ella hace mucho uso de las cuerdas pero creo que le falta conciencia de lo que puede conseguir de diafragma para abajo. La respiración de los que cantan por cualquier estilo.
Maravillosamente acompañada por la guitarra de Nono Jero y las palmas de Manuel de Cantarote y Manuel Valencia, todos jóvenes jerezanos, gitanos y de estirpes flamencas señeras. Que quede bien a las claras lo que es Jerez de la Frontera al arte flamenco.
Empezó su recital por el lado de la fragua, con unos Martinetes evocadores de la Plazuela. Soleares y soleá por bulería , seguido de bulerías, todo en un bloque, todo de pura escuela jerezana. Cantes de su tierra en su presentación en la Catedral del Cante que siguieron por la solemnidad de una buena ronda por seguiriyas al estilo de Manuel Torre, para dejar claro de una vez por todas que está ofreciendo un recital en auténtico homenaje a los maestros jerezanos y a Jerez.
Palos de Jerez, ahora por tientos – tangos y tangos. Por primera y única vez sale de su tierra para recordar a Morente por fandangos. Solo ese momento, porque regresa para rematar con un fin de fiesta por bulerías jerezanas de Santiago y de San Miguel.
Mucho y bien la ha arropado la guitarra de pura escuela gitana y jerezana de Nono Jero. Y las palmas de dos cantaores por derecho propio, Cantarote y Valencia. Un cuarteto veinteañero que ha sido en la noche de La Unión un auténtico asombro de Jerez.