Con el titular «Justicia para unas vidas rotas» la periodista Chloé Pilorget Rezzouk, del diario francés Libèration, anuncia que, diez años después de que ocurrieran los hechos, la justicia va a juzgar en el segundo semestre de 2019, por “acoso moral” y “complicidad en acoso moral”, a tres ejecutivos de la empresa France Télécom [1], hoy Orange, al ex director adjunto, al exdirector de recursos humanos y, como “responsable moral”, al expresidente y director general, Didier Lombard.
La fiscalía francesa les responsabiliza de la política empresarial que provocó una oleada de suicidios, a partir de la puesta en marcha de los planes de reestructuración Nest y Act, aplicados a partir de 2006, destinados a empujar a 22 000 empleados a marcharse de la compañía mediante traslados obligatorios, cambio de funciones y jornadas, etc., que se saldaron con el “éxito” de que en tres años se produjeron diecinueve suicidios documentados (35 probables): hubo quien se envenenó, quien se arrojó por la ventana de la oficina, quien se ahorcó en los servicios, e incluso quien lo hizo con un cable de los que France Télécom utilizaba para las instalaciones, como Nicolás Grenoville, de 28 años, en 2009.
“Con la excusa de una urgencia económica”, afirma Michel Ledoux, uno de los abogados de la parte civil, “pisotearon la cabeza de la gente”. En aquellos años, Lombard se refirió a “la moda de los suicidios”, después de haber anunciado que los empleados iban a marcharse “de un forma u otra, por la puerta o por la ventana”.
Este caso de los suicidios de France Télécom, auténtico escándalo que puso de manifiesto el despiadado mundo empresarial, y las consecuencias de la competencia salvaje, que la justicia ha estado investigando desde 2010, ha inspirado la película “Corporate” (estrenada en España en mayo de 2018), de Nicolas Silhol, un thriller psicológico sobre el acoso moral, que pone de manifiesto los mecanismos de la dirección y gestión de empresas mediante el terror, y retrata a los “cómplices” del brutal sistema del mundo del trabajo más “moderno”, así como los monstruos que llega a crear cuando tiene como único objetivo obtener el mayor beneficio, denunciando como “la gestión a través del terror puede destruir vidas e individuos”.
- Tras un informe de la inspección de trabajo y una denuncia sindical, la compañía France Télécom, hoy Orange, fue investigada en 2012 por “acoso moral” presuntamente responsable de los suicidios de 35 trabajadores del grupo, que tuvieron lugar en 2008 y 2009. France Télécom llevó a cabo una serie de reestructuraciones que finalizaron con la supresión de 22 000 puestos de trabajo entre 2006 y 2008 y en el mismo período obligó a 10 000 trabajadores a cambiar de oficio, o de lugar de trabajo. El informe de la inspección de trabajo, efectuado en 2010, destacaba el acoso empresarial que estaban padeciendo los empleados que habían comenzado a trabajar cuando France Télecom era un monopolio público y que años más tarde se estaban viendo obligados a cambiar de oficio, o a marcharse de la empresa: “El grupo ha puesto en marcha métodos de gestión del personal que tiene el efecto de debilitar psicológicamente a los asalariados y atentar a su salud física y mental”.
El 13 de julio de 2010, el presidente y director general, Stéphane Richard, reconoció el suicidio de un trabajador como «accidente de trabajo», a pesar de la recomendación en contra de la Inspección general de asuntos sociales (Igas) y de una comisión interna de la empresa. Se trataba de un empleado de 51 años, que se suicidó en su casa de Marsella el 14 de julio de 2009, y dejó una carta explicando que lo hacía “a causa del trabajo en France Télécom”.
Por otra parte, y según una información publicada en el diario Le Parisien, el 15 de mayo de 2012, “en el espacio de apenas dos semanas, dos trabajadores de France Télécom han terminado con su vida. El primero era un hombre de 53 años, que trabaja en la dirección inmobiliaria en Noisy; la segunda, una mujer de una treintena de años, embarazada, trabajadora en Arcueil. Ambos se suicidaron en sus respectivos domicilios, sin dejar nada escrito justificando su gesto”. Estos casos elevan a 4 el número de suicidios en la empresa de comunicaciones en 2012.