El president Theodoro Roosvelt llamaba a los periodistas investigativos “Muckrakers”, porque este ramal del periodismo, tuvo origen en América, fundamentalmente con la denuncia social de figuras como Truman Capote y luego, con Tom Wolfe.
En Latinoamérica, el periodismo de investigación tuvo importantes representantes considerando al escritor colombiano Gabriel Garcia Márquez y a los escritores argentinos Rodolfo Walsh y Tomás Eloy Martínez, sin olvidar los periodistas mexicanos dedicados al narcotráfico.
Gerardo Reyes, pertenece a esa raza, mitad detective, mitad historiador.
Es, actualmente, director del equipo de investigación de la cadena Univisión de Estados Unidos, pero fue ampliamente conocido por sus trabajos en el diario El Nuevo Herald de Miami, The Miami Herald, donde sacó a relucir casos de corrupción, narcotráfico y fraude electoral en Miami y Latinoamérica.
Nació en Colombia y trabajó en el prestigioso diario El Tiempo hasta que sus investigaciones arribaron al sur de la Florida.
En el 2004 recibió el Premio Maria Moors Cabot por su trayectoria periodística y fue premiado con el codiciado Premio Pulitzer a la mejor investigación de 1999. Recibió, también, el reconocido Peabody Award y un Emmy. Ha escrito varios libros: “Julio Mario Santo Domingo, biografía no autorizada”. “Nuestro Hombre en la DEA”, “Made in Miami”, “Periodismo de investigación” y recientemente “Vuelo 495”1.
Lo entrevistamos en el marco de la Feria Internacional del libro de Miami, que celebra su 32 edición entre el 15 al 22 de noviembre, la más grande de Estados Unidos y donde presenta su nuevo libro “Vuelo 495” de Editorial Grijalbo. Nos comentó sus opiniones y su compromiso con el periodismo de investigación.
Gerardo Reyes: Yo estaba estudiando Derecho, y era investigador de una fundación, en Colombia, que le seguía los pasos a los congresistas para saber cuántos proyectos de ley se presentaban, cuántos debates, y yo formaba parte de ese equipo que hacía el seguimiento. A raíz de este trabajo, conocí a un periodista que había fundado el primer grupo de periodistas de investigación de América Latina, en 1977, y me invitó a trabajar con él. Ese equipo de investigación tuvo muchos triunfos con el tiempo.
Adriana Bianco: Dentro del periodismo investigativo has abarcado varios temas: el abuso de poder, la corrupción, los fraudes bancarios y electorales y el narcotráfico. Periodistas que han trabajado con el asunto de narcotrafico tuvieron destino trágico. ¿Cómo abordas las investigaciones sobre el narcotráfico..?
GR: Mira, me empecé a interesar por el narcotráfico porque es una fuerza que mueve, desafortunadamente, muchos hilos de la historia contemporánea de América Latina, es como cubrir el petróleo o el café, es toda una industria. Lo que siempre me ha motivado es establecer los vínculos de complicidad con el narco, de la sociedad: políticos, militares, religiosos, y la sociedad civil.
En realidad, mis investigaciones sobre el narcotráfico empecé a hacerlas cuando llegué a Miami, en 1988.
AB: Miami en los 80 era centro del narco…
GR: Era Miami Vice…Sinceramente, Miami es la mejor ciudad para un periodista investigador, porque aquí empiezan o terminan los escándalos de corrupción o narcotráfico de Latinoamérica.
AB: Imposible olvidar el asunto Noriega, los presidentes corruptos… hay una lista… Pero de todas esas investigaciones… ¿Cuál fue la más difícil de llevar a cabo? ¿Cuál fue el libro de periodismo investigativo que mas trabajo te costó?
GR: Yo diria que la biografía no autorizada de Julio Mario Santo Domingo, el hombre más rico de Colombia y de América Latina en ese momento. Un gran industrial de la cerveza, dueño de Avianca, de medios de comunicación, y que nunca le daba explicaciones a nadie, menos a un periodista, por eso fue una biografía no autorizada, muy difícil de hacer. Sus enemigos le temían y sus amigos lo admiraban demasiado, era imposible encontrar balance. Los documentos eran privados. Tu puedes pedir documentos públicos o en ejercicio de derecho constitucional de petición pero no de una empresa donde no aplica esa ley. Conté con gente valiente y saqué adelante el libro, que si bien no tuvo mucha publicidad porque él manejaba medios, fue uno de los libros más vendidos en Colombia.
AB: Muchos periodistas investigativos son amenazados… ¿no tienes miedo a que te maten?
GR: Me enteré que me iban a amenazar a través de una “fuente” que estaba metida dentro de una organización criminal de narcotráfico. Antes que le mandaran a hacer el trabajo, él era mi “fuente”. Tuve esa gran suerte.
AB: Hablemos de “Vuelo 495”, un libro que cabalga entre la historia contemporánea de Latinoamérica y el aspecto investigativo periodístico. Con una prosa directa, precisa, con gran ritmo y con mucha documentación. ¿Por qué investigas sobre del Vuelo 495?
GR: Yo creo que los periodistas tenemos una labor de exhumadores, de sacar cosas, que están enterradas olvidadas o ignoradas y ese es el caso de este “Vuelo”. Fue un hecho histórico cuando la revolución cubana, fue el primer secuestro de la aviación Americana en 1958 y sin embargo, fue abandonado y quedó en la impunidad. Aquí aparece el alma del periodista para averiguar: ¿Por qué esa impunidad? ¿Hubo conspiración? ¿Qué pasó realmente? Y me di cuenta que hubo una confluencia de intereses y nadie pagó por esta tragedia que debió haber tenido otra resonancia. Impunidad y olvido ante un hecho que fue una tragedia.
AB: Sin duda, en tu libro logras dar muchas pistas y aclarar varios aspectos.
Como experto en temas candentes latinoamericanos, ¿Cómo vez la geopolítica de nuestro continente?
GR: Los hechos no me dejan ser optimista. No veo un futuro claro de países que quisieran realmente salir de ese círculo siniestro de corrupción, dependencia del narcotráfico, desidia y abandono. De países que no quieren asumir seriamente el debate de la concentración de la riqueza. No veo un futuro muy optimista.
AB: Hay que plantear el problema de la educación de nuestros pueblos, que habían avanzado a comienzos de siglo y han quedado, en la actualidad, rezagados educativamente, con grandes zonas marginadas…
GR: Todos los caminos conducen a la educación. Más claro: a la falta de ella. Si no hay educación la gente no puede entender cómo son gobernados.
AB: Un pueblo ignorante es más fácil de manipular. ¿Cuál crees que es el rol del periodista en el mundo contemporáneo en Latinoamérica?
GR: Yo creo que los periodistas, sobre todo el investigador, tiene un poder desproporcionado en nuestros países. Porque ha adquirido una importancia desmesurada, se convierte en la persona que denuncia las cosas que debía haber atendido la justicia.
¿Por qué la gente en Argentina busca al periodista Lanata? Porque ante puertas cerradas de la justicia buscan quien denuncie las injusticias. El periodista se vuelve una figura política cuando debería ser, solamente el eslabón de una cadena.
En América Latina, el político se acerca a estos periodistas para neutralizarlos, porque estos periodistas realizan la tarea que la Justicia debería hacer en nuestros países y no hace.
A veces, se hace énfasis en la denuncia de la corrupción pública y no de la corrupción privada: bancos, corporaciones, manejo de bolsa de valores donde el periodista llega a veces tarde y debería reportarlo primero. Conocemos todos los modelos de corrupción política pero se hace poco en el sector privado donde hay mucho para averiguar.
AB: ¿Cuál es tu próximo libro?
GR: Este año en Colombia, publico una entrevista larga en forma de libro a un embajador que tuvo Estados Unidos en Colombia; tal vez, el más entrometido en la historia moderna del país, cuando era presidente Ernesto Samper.
- El vuelo 495 de cubana de aviación salió de Miami a Varadero el primero de noviembre de 1958 y nunca llegó a su destino en Cuba. A menos de dos meses del triunfo de la revolución cinco jóvenes secuestraron el avión a nombre del 26 de julio, el movimiento que lideraba el comandante guerrillero Fidel Castro. Llevaban armas, municiones y posiblemente dinero. Fue el primer acto de piratería aérea en la historia de Estados Unidos, con un agravante: la operación terminó en una tragedia en la que perdieron la vida más de la mitad de los pasajeros.